PNL y Creatividad: de por qué perder una llave te puede servir para encontrar una idea

El otro día escuché la frase «tener un piano no te convierte en pianista» Me encantó, además en el contexto que lo escuché -la paternidad- es absolutamente cierto: para ser padres hace falta algo más que tener hijos.

Pues manteniendo al piano como protagonista me gustaría añadir que «no hace falta saber solfeo para tocar una canción«. Pero no en relación a la paternidad, sino a la PNL (Programación Neurolingüística). Es decir, que no hace falta saber PNL de forma profunda ni estar 100% de acuerdo con lo que dicen para usar alguna de las cosas que dicen.

Y una de esas cosas útiles que nos pueden servir de la PNL es la premisa de que «el cerebro humano funciona de forma parecida a un ordenador, es decir, ejecutando “programas” o estrategias mentales. Ciertas estrategias o programas son más adecuados que otros para resolver determinadas tareas«

Partiendo de esta premisa la PNL propone buscar modelos de excelencia de gente que haya destacado en algún campo y modelarlos (copiarlos).

Pero para tener ideas creativas yo discrepo un pelín de la PNL. Creo que imitar el comportamiento de alguien que destaque justo por eso está bien, pero no es necesario, ya que TODOS alguna vez hemos usado la misma actitud que usan esas personas que consideramos brillantes para encontrar ideas creativas, pero la diferencia es que la usamos para otras cosas menos llamativas como por ejemplo buscar las llaves que hemos perdido dentro de casa. ¿Os ha pasado alguna vez? cuando ocurre, sucede algo muy curioso: tienes la plena seguridad de que están en algún lugar dentro de casa porque sino, no habrías podido entrar. Y ese convencimiento previo es el que te empuja a buscarlas en cualquier lugar que sin él jamás se te habría ocurrido: que si dentro del congelador, que si en el cajón de la ropa interior, que si en la ducha… y así hasta que las encuentras. En cambio, cuando buscamos ideas no somos tan inquisitivos. No hacemos el equivalente a buscar las llaves en la nevera o junto a la ropa interior porque no tenemos la confianza ni la certeza de que las vamos a encontrar, y esa duda, esa falta de confianza nos invita a ser menos exigentes, a buscar menos. En sitios menos atrevidos y además, con menos intensidad. Y muchas veces el resultado es que no encontramos las ideas que buscamos, simplemente, porque no las buscamos con la misma actitud con que buscamos las llaves perdidas, con la seguridad de que vamos a encontrarlas cueste lo que cueste.

Así que si la única diferencia es que buscamos las llaves hasta que las encontramos y con las ideas no hacemos lo mismo,  deberíamos empezar a buscar las ideas como si estuvieran perdidas. A lo Indiana Jones y su arca.

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