Un hotel para artistas. Literalmente.

Una de esas frases a 0,99 casi equiparable a la de «Está la cosa muy mal» es la de «Hoy en día es que hay de todo» y si nos fijamos en el mundo de la hostelería parece que esta frase no suena a bilbainada: que si hoteles para niños, para perros, para fans de los beatles, para gays, para la tercera edad, para solteros, para familias con niños, para amantes del pasado, del cine, de las siestas (o de los «cuernos», que hay hoteles con «parkímetro» que pagas según los minutos que estés), del arte, etc….  Desde que el marketing inventó el mítico concepto de Nicho de Mercado parece que cada hotel busca el suyo a su manera… Y normalmente lo buscan a través o bien de su ubicación (no vas a poner a los amantes de la naturaleza en mitad de la Gran vía) o por su decoración disfrazando sus paredes de estudios de películas para los amantes del cine o de galería para los amantes del arte…

Por eso me gusta tanto el Clarion Hotel de Estocolmo, porque su nicho, su público objetivo, vamos, los clientes que andan buscando son los artistas y en consecuencia, los amantes del arte. Y no los buscan diciendo que en sus camas ha dormido tal o cual artista (emulando al mítico cartel que se puede leer en demasiados bares del mundo de «Hemingway estuvo aquí») o decorando sus paredes con cuadros famosos para inspirar a artistas emergentes. Los buscan de la mejor forma que podían hacerlo: reconociéndoles como artistas. ¿Cómo? pues de la forma en que se reconocen las cosas: dándoles valor. De hecho, el Clarion acepta cuadros de jóvenes artistas a cambio de pasar una noche en una habitación para dos personas en el hotel. La iniciativa se llama «Room for art» y sólo pide unos requisitos mínimos: la pieza de arte debe estar firmada por el artista y realizada en un formato A4 y el artista debe regalar la obra y transferir los derechos de la obra al hotel y se puede hacer uso de esta oferta dos veces por año por persona.

Además  Estocolmo a parte de ser famosa por su salmón y su sirenita se le conoce por ser la ciudad de los diseñadores. Es una ciudad llena de museos, entre ellos el más grande del mundo, que no es otro que su metro cuyas estaciones han reconvertido en salas de museo con diferentes obras de arte que incluso se puede visitar con guía. Con lo que esta iniciativa cobra aún más sentido ya que no sólo le ayuda a decorar sus paredes sino a destacar como oferta cultural en una ciudad ya de por sí muy atractiva para artistas y amantes del arte.
Si estás pensando pasar una nochecita en este hotel puedes leer más info aquí: http://www.clarionstockholm.com/room-for-art
Con iniciativas como esta, este hotel se merece un museo.

Generosidad vs Publicidad

La palabra publicidad viene de público, y significa acción de hacer público, es decir, de dar a conocer. Miles de empresas se gastan cada año millones de Euros en hacer campañas de publicidad para crear una imagen de marca sólida y conseguir empatizar con la sociedad. 
La publicidad es una de principales armas que utiliza el marketing para conseguir su objetivo final que es entablar y mantener relaciones. Vender es una consecuencia de haberlo conseguido.

El caso es que el otro día una amiga mía que trabaja en una agencia de publicidad colgó una foto en su Facebook -cuyo muro parece una pausa publicitaria de Antena3 porque no pueden haber más anuncios- que no era un anuncio, pero que sin embargo conseguía las dos cosas principales que persigue la publicidad : uno) generar notoriedad (llamar la atención detodalavidadeDios) 
y dos) crear un vínculo. En este caso de empatía.
Me refiero a esta foto:
                                    
No se lee muy bien, pero la foto es de una lavandería que ha colgado un cartel en el que comenta que si estás sin empleo y necesitas ropa limpia para hacer una entrevista de trabajo, que ellos te la limpian gratis.
Desde luego que no es el primer negocio que se «suma al carro» de la crisis para empatizar con el público. Pero hasta ahora todas las acciones que había visto en este sentido iban dirigidas al ocio: que si hoteles más baratos, restaurantes, parques temáticos… Por eso me gusta esta acción. Porque me da la sensación que muchas marcas entienden la generosidad como «dejar una chaqueta cuando no hace frío», en cambio esta tienda lo que hace es ofrecerte un servicio (gratis, no más barato) que realmente puede serte muy útil. Es una ayuda que tiene sentido. Vamos, que tiene valor, y con lo cual, al final se valora y tiene repercusión. Genera notoriedad, empatía y muy probablemente aumente las ventas. Ya que como dice el dicho popular «ante la duda, la más tetuda» pues ante igualdad de servicios, pues la que además, ayuda a los demás.
No sé si existe el karma para el mundo empresarial… En cualquier caso, después de esta acción este negocio seguro que se reencarnaría en algo mejor. Se lo ha ganado.

¿Comer pescado nos hace más creativos?

Si esperas una respuesta a esta pregunta en este artículo lamento decepcionarte, pero una vez leí que una de las formas más eficaces de hacer que la gente lea algo era poner una pregunta en el titular. Y si estás leyendo estas líneas quizás sea verdad.  El caso es que ayer en una comida de trabajo una chica pidió pescado porque había escuchado -no sabía muy bien dónde- que «El pescado es la comida de los genios». Mientras toda mi atención se centraba en que ni un sólo músculo de mi cara transmitiera mi incredulidad ante lo que acababa de escuchar no pude evitar que un pensamiento invadiese mi mente. El típico tópico «Así va España». Con esto no niego que pueda haber una correlación real entre la ingesta de pescado y algún beneficio que se produzca en la mente, pero creo que comer pescado para pensar como un genio es el equivalente a pintarte un lunar para parecerte a Marilyn. Sí-bien-bueno-vale… Puede que ayude algo, pero por sí sólo desde luego que no es suficiente. 
Por eso creo que en España con la Innovación le pasa lo mismo que a esta chica con el pescado: nos gastamos mucho dinero en infraestructuras que por sí solas no nos van a volver más innovadores. Infraestructuras a veces sorprendentes: una vez fui a una empresa que tenía un cuarto insonorizado para gritar (¿?) para que la gente liberase tensiones… Si seguimos así temo que llegue el día en que nos encontremos masajistas con final feliz si lo de que de verdad queremos es liberar tensiones… Y no digo que el entorno no influya, pero, desde luego, no es lo más fundamental. De hecho a pesar de que muchísima gente relaciona el super diseño de las oficinas de Google  con la creatividad, creo que hay una cosa que tiene un impacto mucho más directo: El tiempo. La mayoría de gente conoce lo bonitas que son las oficinas de Google pero muchos menos son los que también saben su modelo de innovación: el 80-20. Google pide a sus empleados que dediquen el 80% de su tiempo a realizar las labores que les corresponden dentro de su empresa y el 20% (20%!!!!!) para pensar en nuevas ideas. En España cada vez es más habitual que haya futbolines en las empresas pero agendar tiempo específico para pensar en nuevos proyectos sigue siendo bastante excepcional.
Siempre he defendido que la creatividad no es cuestión de técnica, que es cuestión de actitud, que mientras trabajaba en una de las mejores agencias de publicidad nunca vi a nadie usar ni una sola técnica pero que todos probaban diferentes actitudes para concebir ideas. Pues lo mismo pienso de la innovación, que no es cuestión tanto de tener el espacio ideal para pensar -como las oficinas de Google todoseadicho- pero sí el tiempo necesario, como demuestra en bonito este anuncio de una agencia de publicidad.
Nadie duda de gastar dinero (invertir) en espacio, cuando lo más importante es el tiempo, sobre todo el de calidad, y mejor todavía si hay un profesional capaz de sacarle el máximo rendimiento como un coach creativo, falicitador de ideas o manager de innovación o como demonios quieran llamarle. En definitiva un profesional de la creatividad que saque el máximo rendimiento a los profesionales estimulándolos y obligándoles a dedicarse, por un tiempo, a lo importante y no a lo urgente si es que de verdad quieren hacer eso que se dice tanto y se hace tan poco como innovar.

Se supone que el cerebro experimenta 70.000 pensamientos al día. ¿Cuántos de ellos los dedicas a pensar de forma creativa?
Y es que, básicamente, innovar es cuestión de tiempo. Y de actitud.

PNL y Creatividad: de por qué perder una llave te puede servir para encontrar una idea

El otro día escuché la frase «tener un piano no te convierte en pianista» Me encantó, además en el contexto que lo escuché -la paternidad- es absolutamente cierto: para ser padres hace falta algo más que tener hijos.

Pues manteniendo al piano como protagonista me gustaría añadir que «no hace falta saber solfeo para tocar una canción«. Pero no en relación a la paternidad, sino a la PNL (Programación Neurolingüística). Es decir, que no hace falta saber PNL de forma profunda ni estar 100% de acuerdo con lo que dicen para usar alguna de las cosas que dicen.

Y una de esas cosas útiles que nos pueden servir de la PNL es la premisa de que «el cerebro humano funciona de forma parecida a un ordenador, es decir, ejecutando “programas” o estrategias mentales. Ciertas estrategias o programas son más adecuados que otros para resolver determinadas tareas«

Partiendo de esta premisa la PNL propone buscar modelos de excelencia de gente que haya destacado en algún campo y modelarlos (copiarlos).

Pero para tener ideas creativas yo discrepo un pelín de la PNL. Creo que imitar el comportamiento de alguien que destaque justo por eso está bien, pero no es necesario, ya que TODOS alguna vez hemos usado la misma actitud que usan esas personas que consideramos brillantes para encontrar ideas creativas, pero la diferencia es que la usamos para otras cosas menos llamativas como por ejemplo buscar las llaves que hemos perdido dentro de casa. ¿Os ha pasado alguna vez? cuando ocurre, sucede algo muy curioso: tienes la plena seguridad de que están en algún lugar dentro de casa porque sino, no habrías podido entrar. Y ese convencimiento previo es el que te empuja a buscarlas en cualquier lugar que sin él jamás se te habría ocurrido: que si dentro del congelador, que si en el cajón de la ropa interior, que si en la ducha… y así hasta que las encuentras. En cambio, cuando buscamos ideas no somos tan inquisitivos. No hacemos el equivalente a buscar las llaves en la nevera o junto a la ropa interior porque no tenemos la confianza ni la certeza de que las vamos a encontrar, y esa duda, esa falta de confianza nos invita a ser menos exigentes, a buscar menos. En sitios menos atrevidos y además, con menos intensidad. Y muchas veces el resultado es que no encontramos las ideas que buscamos, simplemente, porque no las buscamos con la misma actitud con que buscamos las llaves perdidas, con la seguridad de que vamos a encontrarlas cueste lo que cueste.

Así que si la única diferencia es que buscamos las llaves hasta que las encontramos y con las ideas no hacemos lo mismo,  deberíamos empezar a buscar las ideas como si estuvieran perdidas. A lo Indiana Jones y su arca.

Manos arriba esto es un "storytelling"

spreadshirt.es

Lo reconozco, me declaro públicamente víctima de un robo, pero no a mano armada, sino a «historia contada». Ayer por la tarde fui a una tienda decidida a comprarme un Rimmel. Confieso que en lo referente a máscaras de pestañas soy bastante promiscua, así que a pesar de que el último que había probado me gustaba bastante llamé a una amiga mía de esas que sabe más que Google de maquillaje y me recomendó que me comprase el They’re real de Benefit. Y allá que voy yo con el nombre de la máscara apuntado y sin la intención de comprar nada más cuando le pido a la dependienta el producto en cuestión. Mientras me lo saca me dice que es su segundo producto estrella. Y claro, no puedo evitar preguntar por el primero. Y aquí es donde empieza el atraco en forma de «Storytelling». Me cuenta que la marca la inventaron dos hermanas gemelas en San Francisco, que hartas de ser actrices y modelos decidieron probar suerte en el mundo de la coméstica y que su best seller -que es un colorete líquido que puede usarse también como pintalabios- nació a raíz de un encargo de una bailarina exótica (Stripper) que necesitaba un producto que le mantuviera los pezones sonrosados toda la noche. Y de la preocupación de una stripper por sus pezones a la tranquilidad de las gemelas porque ese producto se ha convertido en bestseller, y de las usuarias,  ya que mantiene a las mejillas sonrojadas un tiempo muy superior al de otros productos.

Y claro, yo que soy de esa que se compra el dentrífico de los dentistas, como para no comprarme ese «rubor líquido» después de escuchar la historia!!!

El storytelling es una herramienta muy usada por las marcas en los anuncios. La mayoría de anuncios nos cuentas historias y no características de los productos, porque las historias conectan con las emociones y decir cómo es un producto, no tanto. Lo curioso es que por primera vez he visto esta técnica en un punto de venta. Y funciona. Mis mejillas dan fe de ello.

Las historias generan empatía. Es indudable. Prueba de su éxito son las religiones, que se transmiten invariablemente a través de historias. Religiones completamente diferentes en doctrina comparten en común este método. La mayoría de empresas tienen una historia que contar sobre cómo nacieron, las famosos garages de Silicon Valley o el cabreo de Zuckerberg. Pero lo curioso es que las que no lo tienen, lo compran. Por ejemplo, a mucha gente le suena que Ebay -la mítica web de subastas de productos- nace porque la mujer de su fundador, Pierre Omidyar, era una apasionada coleccionista PEZ, y quería contar con una bolsa online en la que poder intercambiar figuras de la marca. Pero la realidad es que , según un extrabajador de Ebay, Rogelio Bernal , se trata de una historia que se inventa el departamento de marketing dos años después de su fundación y que se mantiene a día de hoy. Lógico.Y es que, a los hechos me remito, es innegable que lo de contar cuentos, a la hora de tomar una decisión, cuenta. Y mucho. 

San Copérnico, El santo de los innovadores

imagen www.educahistoria.com
Si la Innovación fuese una religión, Copérnico sería un santo. Fijo. Según la sagrada Wikipedia los Santos en la tradición cristiana son como modelos capaces de mostrar a los demás un camino ejemplar. Y, si hablamos de innovación el camino que tomó Copérnico es, ciertamente, muy ejemplar. Y es que, reconozcámoslo, había vida en la innovación antes de Steve Jobs. Y mucha:
Copérnico, además de astrónomo, y cien cosas más, era un clérigo católico lo cuál le hace tener aún más mérito. Mi admiración por este personaje es debida a que hizo algo bajo pena de muerte -por hereje- que la mayoría de nosotros no nos atrevemos a hacer bajo pena de «fracaso»: pensar diferente.

Su aportación a la astronomía fue toda una revolución ya que cuestionó la tesis defendida por la iglesia según la cual la Tierra (y por supuesto el hombre) está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor, y se aventuró a decir que realmente era la tierra la que giraba alrededor del sol  ya que sólo de esta forma podían explicarse los movimientos celestes tal y como se observaban.
A nosotros nos da miedo llevar la contraria a nuestro jefe y este señor se atrevió a llevar la contraria casi que a Dios.

Este cambio de índice de referencia para explicar el mundo supuso una revolución tan grande que incluso Kant acuñó el término «giro Copernicano» que hoy en día se usa como sinónimo de cambio radical en cualquier ámbito.

Y como todo santo tendría que tener un día especial. Propongo el 29 de febrero y que sólo se celebrase cada 4 años para recordarnos que personas como él, no abundan.


Una forma de "tocar el futuro"

Stalin decía que una única muerte es una tragedia, pero que un millón de muertes son una estadística. Cuando hablamos de ideas que han revolucionado el mundo siempre pensamos en estadísticas, en ideas revolucionarias que han cambiado millones de vidas como internet, el coche, etc… Pero si lo contrario de tragedia es milagro, se nos olvida que hay ideas que probablemente no sean una revolución y que nunca se conviertan en una estadística, pero que sin lugar a dudas, son un milagro. Son ideas que no cambian la forma de vida de muchas personas, sino que cambian la vida de al menos una persona, pero de forma espectacular, porque después de llevar a cabo esa idea la vida de esa persona es otra . Y hoy quería hablar de una de esas ideas milagro que como mínimo ha cambiado dos vidas: la de Fran Guijarro y la de Moses Carbins. A Fran Guijarro no le conozco personalmente, pero sí conozco a un montón de gente que le admira y le quiere a partes iguales, y eso ya es suficiente. Y a Moses lo conozco a través de Fran. Fran y su equipo cambiaron la vida de Moses, un vagabundo que vive en las calles de San Francisco durante más de dos décadas, cuando hace unos años le eligieron como protagonista del corto I wish, con el que ganaron el premio del público de Notodofilfest. Un corto donde Moses y el optimismo comparten protagonismo si es que logras averiguar cuando acaba uno y empieza el otro.
Fran y su equipo tuvieron una «idea milagro» porque cambiaron la forma de ganarse la vida de Moses, recordándonos que los deseos de unos pueden ayudar a cumplir los deseos de otros. Esa «idea milagro» que tomó vida en forma de corto cambió la vida de Moses. Y convertir ese corto en largo contando cómo ha cambiado de verdad después de 5 años puede cambiar la nuestra. Moses y Fran y su equipo no piden limosna, piden colaboración para poder contar esta historia al mundo. Porque la inspiración puede esconderse en cualquier lugar, y parece que ha decidido este documental que necesita la ayuda de todos para poder ser acabado:  Moses, the movie
Alguien me dijo una vez que cuando a un profesor le preguntaron que a qué se dedicaba contestó: «toco el futuro». La mayoría de la gente se pasa su vida tocando el violín, el piano o los coj* … pero gracias a las «ideas milagro» realmente podemos tocar el futuro. Y no sólo en nuetro.