Inspiradores por el mundo: Fran Guijarro o el poder de hacer que las cosas pasen

Dicen que 6 de las 10 profesiones a las que se dedicarán los niños de hoy en día aún no se han inventado. Pues yo estoy convencida de que esta proporción va a cambiar gracias a Fran Guijarro, porque a Fran Guijarro lo de llamarle «director de cine» se le queda muy corto, y es que, que yo sepa, los directores de cine cuentan historias y Fran, además de contarlas,  las crea.
Hace un tiempo ya hablé de él en un post en el que hablaba de cómo una idea podía cambiar la vida de una persona. Hablaba de este corto llamado I wish.
Y de cómo esos tres minutos y medio de metraje habían cambiado la vida de Moses, el protagonista, un sin techo que lleva viviendo bajo el cielo de San Francisco más de dos décadas. El caso es que la experiencia fue tan positiva para Moses y para Fran que junto a Martín Rosete y Juli López decidieron convertir ese corto en largo, o lo que es lo mismo, en una película-documental: Moses, the movie, que recoge los cinco años posteriores a la grabación del corto en los que Moses cambió radicalmente su vida: dejó de fumar crack, cumplió los tres grandes deseos de su vida: tocar el Mediterráneo, ver el Guernica y comerse una paella, y decidió dedicar el resto de su vida a ayudar a las personas a cumplir los suyos transmitiendo un mensaje de optimismo: «nunca sabes lo que va a pasar a la vuelta de la esquina aunque hayas dormido en esa esquina durante más de 20 años». El documental, que aún no se ha estrenado pero ya se ha grabado y está en la fase final de realización, ha sido subvencionado gracias a una campaña de crowfunding, es decir, gracias a la colaboración de otras personas, lo que hace su mensaje aún más poderoso porque habla de la posibilidad de cambiar la sociedad y eso sólo es posible colaborando.
Pero a mí, lo que más me impresiona de Fran, es la vida que da a las ideas: primero tiene una idea, luego convierte esa idea en un corto, luego convierte ese corto en un largo y, no contento con eso, decide convertir la excepcional historia de Moses de ese largo en algo «cotidiano» que puede pasar a cualquier sin techo gracias a un proyecto en el que pide la ayuda de todos: Street Angel program
Se trata de un proyecto precioso que me recuerdo un poco a los atrapa sueños de los indios, pero que en lugar de atrapar nuestras pesadillas mientras dormimos, atrapa nuestros miedos mientras vivimos con sólo una aplicación de móvil. Y es que muchas veces no ayudamos a los sin techo por miedo a que se gasten nuestra ayuda en drogas o alcohol, y el proyecto no sólo pulveriza este miedo sino que además nos ayuda a estar más conectados. Este proyecto pretende provocar un cambio social gracias a la tecnología que hasta ahora había sido como un muro cada vez más alto que separaba a los que tienen acceso a ella de los que no, pero que Fran ha sabido convertirla en un puente que nos una: ya que, por una parte, permitirá hacer donativos que serán convertidos en puntos que recargarán unas tarjetas que llevan los sin techo que quieran participar de la iniciativa  y que sólo podrán canjear por alojamiento o comida, nada de alcohol o drogas, por lo que ya no tiene cabida el temor a que hagan un mal uso de los donativos, y por otra, servirá para conectar a los sin techo con las personas que les ayudan. Y es que la lógica de Fran es tan aplastante que asusta: cada vez que le comentan la dificultad de su proyecto no duda en contestar: «debe ser más difícil enviar a una pareja de astronautas a Marte que mejorar las condiciones de los sin techo ¿no?» Por cierto, parte de los beneficios de la película irán dirigidos a poner en marcha el proyecto.
Fran se ha ganado un puesto de honor en mi lista de personas inspiradoras para recibir el libro porque tiene muy buenas ideas pero, sobre todo, porque tiene el valor de llevarlas a cabo: Fran no se pasa en día pensando en cómo serían las cosas si las pusiese en marcha, Fran pone las cosas en marcha y va resolviendo problemas mientras surgen, y además, gracias a ello, va encontrando nuevas oportunidades que sino hubiese puesto las ideas en marcha jamás se habría encontrado.  La actitud de Fran nos recuerda que para hacer las cosas es mucho más importante tener ganas que experiencia,  ya que la experiencia se gana haciendo, no pensando.
Y es que hay gente que se pasa la vida pensando en cómo cambiar el mundo y otros como Fran se pasan la vida cambiándolo: Fran no tiene una libreta llena de ideas, tiene una vida llena de acción.

Inspiradores por el mundo: Marcos de Quinto, la "Chispa" del liderazgo

Si Coca-cola fuese un país Marcos de Quinto no sería su Rey porque los reyes deben su cargo a su herencia y Marcos de Quinto se lo debe a su conquista. Ese país muy probablemente sería una isla, y también, muy probablemente, esa isla sería como la «isla del tesoro»: Y es que Marcos de Quinto no deja de repetir -cada vez que tiene ocasión- que lo mejor de Coca-cola no es que sea la marca más valorada año tras año durante años, ni que incluso el mismo nombre de la compañía sea la palabra más conocida en todo el mundo después de «OK», según de Quinto, lo mejor de la también conocida como Fábrica de la Felicidad -su tesoro- es su gente: su secreto: «somos felices porque hacemos lo que nos gusta y nos gusta lo que hacemos«.
 
De Quinto practica la «Resultadocracia», pero sabe que los buenos resultados no vienen de «hacer las cosas «porque no hay otra» sino de hacerlas «porque de verdad se cree en lo que se hace» Por eso no se ve como presidente de una empresa sino, más bien, y como él mismo dice «Me siento como el capitán de un barco pirata con una tripulación muy curiosa; cuento con un equipo de gente con mucho talento, todos son caballos pura sangre y, en ese sentido, como capitán, tengo que canalizar las energías de todos ellos contra adversarios comunes. Mi objetivo es mantener a todo este equipo sacando lo mejor de ellos con mucha energía. Para ello, uno tiene que tener las ideas claras, ser muy íntegro y muy honrado, la gente sigue a las personas con ideas claras, que mantienen posturas valientes respecto a lo que hay que hacer y que tienen un sentido de la integridad con los equipos» De Quinto prefiere motivar a obligar y es tan fiel a su producto que no falto de humor dice que nunca bebe calimocho, pero no por no estropear el vino, sino por no estropear la Coca-cola.
El presidente de Coca cola tiene un puesto de honor en mi lista de personas inspiradoras para recibir el libro porque no sólo ha conquistado la mayoría de rankings de marketing, publicidad y gestión, sino porque, sobre todo, ha conquistado a sus trabajadores o como él prefiere llamarlos a sus compañeros de equipo y es que Marcos ha sido la única persona de todas las que me han propuesto para formar parte de la lista  (y no han sido pocas) que ha sido propuesta por una persona de su propio equipo. La única. Y es que parece ser que hay dos tipos de jefes: a los que admiras y a los que obedeces, y por lo visto, de Quinto pertenece a los primeros.
 
Algún amigo suyo le ha definido como «empresario irreverente» y le gusta mucho esa definición ya que de alguna forma «reverencia la irreverencia» puesto que desde su punto de vista sólo se evoluciona cuando alguien se replantea la forma de hacer o entender las cosas, es decir «a golpe de irreverencia»
 
Pero Marcos es admirado dentro y fuera de su empresa y él mismo encuentra parte de su éxito en su voluntad de escuchar. Y es que muchos profesionales quieren adivinar el gusto de sus consumidores y al hacerlo, como no son telepáticos, sus esfuerzos se vuelven «telepatéticos», De Quinto es más bien tel(e)mpático, no pretende adivinar nada, no lee las mentes de nadie pero en cambio sí lee los pensamientos de muchos en sus timeline de Twitter. Y es que al contrario que otros muchos personajes reconocidos que usan Twitter para «decir», Marcos lo usa para «decir» y para «que le digan». Contesta a todos sobre cualquier tema y curiosamente en su biografía tuitera también se define como: Pirata. Navego sin bandera. No pretendo convencerte de nada acaso dudar de lo que sabes.

Marcos defiende su libertad de pensamiento y de opinión cada vez que alguno se sorprende que alguien con ese cargo diga libremente lo que opina ante cualquier situación como un ciudadano más, porque, además de presidente de Coca-cola, es persona y como tal libre de expresar su opinión.
Lástima que a Coca-cola no le de por poner en sus lata frases suyas como en los sobrecitos de azúcar porque entre sorbo y sorbo podríamos leer perlas como esta:

Decir lo que uno piensa puede hacernos perder a algunos amigos; callarlo puede hacer que nos perdamos a nosotros mismos.

Ya lo dijo Espronceda:

 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
Y es que la palabra pirata etimológicamente proviene de un verbo griego que significa intentar fortuna en la aventura, y de Quinto es aventurero y afortunado, pero sobre todo, como buen pirata, siempre es fiel así mismo, aunque su humildad hace que esconda su coherencia en  algo así como en un «ahorro de energía» pues defiende que  «es menos complicado ser la misma persona en todo momento (en el trabajo, con los amigos, en mi vida personal…) que adoptar personalidades en las que uno nunca acaba sintiéndose cómodo del todo«
 
El actual presidente de Coca cola Iberia tras 30 años en la compañía asegura que lo mejor de su trayectoria profesional es haber conocido a las personas que ha conocido y que el secreto de Coca cola no está en su fórmula sino en su gente. Su actitud nos enseña que hay personas que se hacen grandes haciendo grandes a los demás. 

Inspiradores por el mundo: Luis Ivan Cuende o la evidencia de que para algunas cosas nunca es demasiado tarde. Ni pronto.

Dicen que todo el mundo recuerda a alguien por algún motivo, pues a mi Luís Iván Cuende me recuerda a Rosa Parks. A pesar de las diferencias evidentes: Rosa Parks era mujer, negra, norteamericana y saltó a la fama con 42 años, y Luis es hombre, blanco, español y saltó a la fama con 15;  el motivo es que ambos se parecen en lo esencial: no estaban conformes con la realidad que les tocaba vivir y se enfrentaron a ella: Rosa lo hizo al racismo negándose a ceder su asiento a un blanco en un autobús y Luís Iván Cuende al sistema educativo español, emprendiendo y «evangelizando»: «tenemos que conseguir que quien no tenga trabajo se lo cree» dice a todo aquél que quiera escucharle independientemente de la edad que tenga. Y es que sí, así, como suena, Cuende no puede conducir un coche pero ya es un reconocido emprendedor que predica con el ejemplo.
Todo empezó hace 5 años, cuando Luís tenía 12 y su padre le regaló un CD con el que descubrió el software libre y que programar es divertido. Y como era casi un niño se dedicó a lo que más le divertía que en su caso no era «pasar pantallitas» sino «programarlas» hasta tal punto que con 15 años ganó la primera edición de Hacknow que le reconocía como el mejor Hacker (o lo que es lo mismo: programador para los analfabetos digitales como yo) de Europa menor de 18 años con parte del proyecto Asturix: una distribución de Linux en la que ya trabajan más de 20 personas. Ahora, además, también se encuentra en pleno desarrollo junto a Alberto Elías de una start up Holalabs que ya ha recibido varios premios internacionales
Luís se merece un puesto en mi lista de Navidad para recibir el libro porque tiene una actitud realmente admirable por saber poner su atención en lo que tiene (pasión, ambición y quizás algo de ese hambre que comentaba Steve Jobs) y no en lo que no tiene (desde la mayoría de edad o esa mítica experiencia que debería medirse en intensidad, no en años laborables). Y es que la mayoría de nosotros nos pasamos la vida buscando excusas para no hacer las cosas (desde el mítico no tengo tiempo al no menos mítico no tengo la experiencia suficiente) en lugar de buscar recursos que es exactamente lo que ha hecho Luís. Con su actitud Cuende nos recuerda que es mucho mejor poner la atención en lo que tenemos y no en lo que nos falta y que para la mayoría de cosas nunca es demasiado tarde ni, en el caso de Luís, demasiado pronto.

Inspiradores por el mundo: Juanjo Azcárate o el poder de la actitud

Cuando empecé mi lista de Navidad y comencé a pedir a mis amigos que me dijeran personas inspiradoras para regalarles el libro, mi amigo Jabo cofundador de la Agencia Kids, me dijo que pusiese a quien pusiese, mi lista estaría incompleta si no ponía a Juanjo Azcárate, porque según él Azcárate, al que conoció cuando actuó como padrino de su promoción del MIB, había sido la persona con más actitud que había conocido en su vida…
 
He de reconocer que si bien su nombre me sonaba, no lo conocía demasiado, así que decidí descubrir más de él gracias a internet y al hacerlo sólo pude darle la razón a mi amigo: Juanjo es todo un ejemplo de actitud y de inspiración.
 
Azcárate es heredero de una empresa (nieto del fundador de la mítica CCC), y socio fundador de muchas, entre ellas Contrapunto, Searchmedia. Inesdy, Incube, etc… Le definen como el Gentleman del marketing, pero a mi me gusta mucho más cómo se define así mismo que se considera, entre otras cosas, experto en sonreír: no se me ocurre una especialidad mejor.
 
Su actitud me ha hecho recordar a una novela de Arthur Conan Doyle: El perro de los Baskerville en la que Sherlock descubre el ladrón por algo que no hace el perro: ladrar, por lo que deduce que el asesino pertenece a su entorno familiar. Y es que a veces nos  define tanto lo que hacemos como lo que no hacemos, por eso no me pueden gustar más las máximas de su vida: ni miedo, ni pereza, ni vergüenza que además dan título a su blog. Y es que cada vez que dices «sí» a algo dices «no» a muchas cosas y entre los «síes» de Juajo está el emprender, el innovar, el reinventarse siempre y probablemente tenga unos «síes» tan buenos porque sus «noes» al miedo a la vergüenza y a la pereza son insuperables.

Fiel a esta actitud Juanjo es un gran «inspiritista», nunca deja de aprender y se deja inspirar por lo que pasa a su alrededor. Por ejemplo es sus charlas sobre innovación y economía digital, para hablar de cómo la tecnología ha cambiado nuestra vida no habla de Steve Jobs, habla de Albert y Nerea, sus profesores de gimnasia (no le gusta llamarles entrenadores personales) que consiguen lo que él considera más importante: que los clientes se sientan cuidados. De hecho considera que la tecnología sirve para crear proximidad y que ya que todos tenemos la tecnología al alcance de la mano es el momento de aprender a ponerle corazón.
 
Azcárate Es un hombre de ideas, pero sobre todo es un hombre de acción: está convencido de que lo más importante es ser capaz de pasar “de las musas al teatro”  y tiene una visión de la formación que debería tatuarse el ministro de educación: donde la creatividad y la actitud, son el nuevo ecosistema que genera la educación del futuro, porque tiene claro que el examen está en la vida.
 
Su actitud es tremendamente inspiradora y nos invita a la acción que es lo que resulta cuando no se tiene ni miedo, ni vergüenza, ni pereza. Cuando le preguntan a Azcárate que quién le ha inspirado más en la vida suele contestar que su abuelo que le decía:
– “Llegarás donde quieras llegar. Serás lo que crees que puedes ser. Casi todo va a depender de ti. No culpes a nadie. Tú eres quien ha de poner los medios y el esfuerzo…”
 Estoy convencida de que la actitud es contagiosa así que invito a todo el mundo a leer su  blog donde además de artículos hay vídeos de sus conferencias y es que siempre he pensado que tener conocimientos, suma, pero que tener actitud, multiplica y la vida de Azcárate es el resultado de no dejar de multiplicar nunca. 

Inspiradores por el Mundo: Omar Fuentes Y Gabriel Guerrero o el poder del pensamiento crítico.

Una vez escuché a alguien decir que un profesor enseña lo que sabe y un maestro lo que es, así que hoy voy a hablar de dos maestros. Son como Batman y Robin, como Sherlock y su querido Watson (cuyos papeles intercambian a cada rato), son dos personas que juntas parecen más de dos, son Omar Fuentes y Gabriel Guerrero.
Ya he dicho muchas veces que soy una «Yonqui de la formación», que me encanta aprender cosas… Pero por mucho que me encante cada vez la oferta de formación es más amplia y elegir una buena se ha convertido en algo muy parecido a elegir un buen restaurante: sólo hay una clave para acertar, tener claro los criterios. Por ejemplo, para elegir el restaurante te puedes fijar en si el cocinero es conocido a no, en la relación calidad precio, en la ubicación del mismo, en si tiene garaje, estrellas Michelin, etc… Depende de lo que busques un restaurante será mejor que otro, sin duda.
Pues yo de una formación busco maestros no profesores, personas que enseñan algo más que contenidos, que sean coherentes con lo que enseñan y que lo que aprenda tenga un uso práctico. También he reconocer que soy una obsesionada del lenguaje, así que cuando escuché el título de la formación que impartían Omar y Gabo no me pude resistir: «Preparación Verbal». ¿Quién podría? Y cuando empecé a investigar un poco de ellos en internet, mucho menos. Al hacerlo descubrí que son los fundadores de una disciplina llamada Neuro-ingeniería del Comportamiento Humano (NICH) que estudia la relación que hay entre nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar, es decir, el por qué de nuestra forma de comportarnos.Me flipa la NICH porque predica con lo que es: la Nich nace de aplicar el pensamiento crítico a la mayoría de disciplinas que estudian el comportamiento humano (entre ellas la PNL (programación neurolingüística)) y una de las primeras cosas que enseña es a pensar de forma crítica, a cuestionar cada una de las cosas que dicen y que dices. Sí has leído bien, lo primero que enseñan es a cuestionar los contenidos, no a aprenderlos de memoria como en la mayoría de disciplinas.

Por ejemplo la PNL defiende que las palabras que usamos en nuestra forma de pensar tienen un impacto literal en nuestro pensamiento. Por eso en muchas formaciones de PNL se habla de la importancia de elegir bien las palabras y una de las palabras que menos aconsejan usar es la palabra «NO». Este consejo lo suelen acompañar con un ejemplo. El más típico es pedir a la gente que NO piense en un elefante azul. E irremediablemente todo el mundo acaba pensando en un elefante azul. A continuación se suele decir que el cerebro NO procesa la palabra «No» y que por eso es mucho mejor comunicarnos con frases que no la contengan y que sin embargo signifiquen lo mismo. Por ejemplo cambiar un «no llegues tarde» por un «vuelve pronto». La NICH No está de acuerdo con esta premisa, de hecho les parece muy divertida la propia incoherencia de la premisa «el cerebro NO procesa la palabra «NO»». ¿y justo como no la procesa tienes que utilizarla para decir que no la procesa? ¿?¿?

A diferencia de la PNL que habla del impacto literal que las palabras tienen en el cerebro, la NICH estudia la importancia de la interacción entre las palabras, la palabra «no» por sí sola no tiene sentido, sin embargo tiene muchísimo sentido relacionado con el resto de palabras de una frase, sino todos habríamos muerto atropellados al no hacer caso a nuestros padres cuando nos pedían que no cruzásemos la calle con el semáforo en rojo, no?. Y es que las palabras que usamos para comunicarnos importan. Mucho. Pero la forma en las que las combinamos, también. Me explico:  a pesar de que la frase “la paella estaba deliciosa, pero seguro que engorda” y la frase “seguro que engorda, pero la paella estaba deliciosa” comparten exactamente las mismas palabras ambas producen, sin embargo, impactos muy distintos. La NICH no sólo nos invita a elegir con cuidado las palabras que usamos sino también el modo en que las combinamos: su estructura.

La NICH es una disciplina interesantísima e invito desde aquí a la gente a que se anime a conocerla… Pero si Omar y Gabo aparecen en mi lista de Navidad por supuesto que también es por haber fundado esta nueva disciplina, pero sobre todo, por la actitud que les llevó a fundarla. La actitud que en el libro protagoniza el protagonista del Corto Maltés que cuando cuando de pequeño su madre gitana le lee la mano y ve que no tiene línea de la fortuna decide coger una navaja y trazársela él mismo. Omar y Gabo fueron capaces de cuestionar lo que era aceptado por todo el mundo y justo por eso fueron capaces de mejorar un conocimiento. Desde pequeños nos dicen que criticar es malo, sin embargo el pensamiento crítico es el primer paso para mejorar las cosas. Si todos pensásemos un poco como ellos el telediario hablaría de otras cosas.