Inspiradores por el mundo: Raquel Roca o el poder de vivir en Beta

Siempre he pensado que Linkedin era un poco como un fotomatón donde siempre sales «serio de más» por lo que nunca sales bien… De hecho, mi hermano tenía una teoría a la que llamaba la prueba del fotomatón: según él si una persona era capaz de salir bien en una foto de  fotomatón, (en especial las mujeres, es hombre, qué le vamos a hacer 😉 )  es que era guapa de verdad… Pues yo tengo una teoría parecida para Linkedin: si una persona es capaz de sacarte una sonrisa a través de su perfil de la red profesional por excelencia, seguro que no hay ninguna duda de que será capaz de sacarte una sonrisa aún mayor al natural… Y hasta ahora mi mejor sonrisa «linkediniana» me la ha sacado, sin lugar a dudas, Raquel Roca.

Cuando no creo en el destino creo en la suerte… y con ella no sé si ha sido suerte o destino, porque fue ella quien me contactó porque compartimos editor, Roger Domingo, pero cuando me la encontré por linkedin y vi su presentación, estuve segura de que si no me hubiese contactado ella antes, la habría contactado yo, porque después de leer su perfil dan muchas ganas de conocerla… pero cuando la conoces, te das cuenta de que lo mejor de Raquel no es lo que se ve a través de linkedin: una trayectoria impecable en el mundo del periodismo -actualmente es Redactora Jefe de Cosmopolitan-, lo mejor es lo que no se ve: esa forma tan natural de «crear lazos», y es que aunque Raquel dice que su historia laboral comienza de pequeña, cuando descubrió que devorar libros le dotaba de «superpoderes», lo que calla es el superpoder que detenta en la actualidad, y es que para mi Raquel es «Spiderwoman»: dicen que el material más fuerte creado por la naturaleza es la tela de araña y la manera de hacer de Raquel, su simpatía y empatía, consiguen precisamente eso: tejer redes «invencibles».

Y es que hay una teoría que dice que todos estamos conectados por 6 grados de distancia: que todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que… Pues conocer a Raquel divide esos grados de distancia entre dos: conocerla a ella te acerca muchísimo a conocer gente interesante, de hecho en este momento está redactando un libro para conectar a crakcs (ella prefiere esa palabra a «gurú») con cracks (gente que quiera mejorar personal y profesionalmente).

Raquel Roca tiene un puesto de honor en mi lista de personas inspiradoras para recibir el libro porque su actitud  nos recuerda que al final lo importante son las personas. Y que no hay nada que enriquezca más a una persona que otra… Y que la vida es Beta, y que a cuanta más gente te abras, más beta es  (beta de cambio y de bonita), porque los cambios son mejores cuando te ayudan las personas…

…Y que la mejor forma de «vivir en Beta» es como lo hace ella: con la mente abierta y los prejuicios cerrados: abriéndose a las personas y a los cambios tejiendo redes, porque Marisol se equivocó de estribillo: la vida no es una tómbola, la vida es una red, y de su forma de hacer red (a base de simpatía y generosidad) podemos aprender mucho de Raquel.

Reglas y creatividad, o por qué lo mejor del sol es el brillo de la luna.

 

Dicen que sin recuerdos no seríamos nadie, o seríamos otros. Que lo que nos hace especiales es lo que recordamos, porque es lo que hemos vivido. En verdad mi memoria no es muy buena, bueno, yo prefiero pensar que es más bien amable y eso la convierte en  selectiva porque no recuerdo muchas cosas… Pero eso sí, las que recuerdo, son especiales. Y hoy quería hablar de un recuerdo en forma de pregunta que, sin saberlo, creo que dio forma al resto de mi vida. La pregunta me la formuló mi tutora del cole cuando yo tendría unos 8 o 9 años… era una pregunta doble con una mitad muy fácil y la otra… bueno, lo que me preguntó fue: ¿A quién quieres más en esta vida? y yo dije: -a mi familia, claro- y ante mi respuesta ella me volvió a preguntar : -¿y cómo saben ellos que les quieres? –  Menuda pregunta, eh! Prometo que mi vida no ha sido otra cosa que una respuesta diaria a esa pregunta… y un intento de formular preguntas parecidas… De hecho, cuando escribí el libro me pregunté ¿Como sabré que ha valido la pena escribirlo? y la respuesta no fue: cuando gane un millón de Euros (se puede ganar dinero de muchas formas) ni cuando sea famosa (también se puede ser famosa de muchas formas) mi respuesta fue: -cuando a alguien que no conozca le pase algo y que gracias a la lectura del libro le haya hecho reflexionar o actuar de forma diferente-.  Y señores, eso pasó el lunes, porque el lunes, Geles García, amiga de mi amigo Javi empezó la semana con un contratiempo y tuvo la amabilidad de mandarme un email para contármelo «Esto es muy de tu blog» me dijo. Así que mil gracias Geles por dar respuesta con tu email a mi pregunta! No sabes la ilusión que me hizo!

Y bueno, con su permiso, aquí reproduzco tal cual lo que me mandó, con lo que no puedo estar más de acuerdo, por cierto:

 ¿Las reglas matan la creatividad?

Tengo un buen día. Me levanto feliz. Es lunes y me gusta, a mí me importa cómo me siento, no el día o la hora que es.

Antes de entrar a trabajar tengo que ir a una oficina de la Administración pública a registrar un documento. No sé muy bien a qué hora abren exactamente, pero estando en España, calculo que sobre las 8:30 ó 9:00.

A las 8:48 ya estoy entrando por la puerta. Al hombre que me recibe le explico que quiero registrar un documento. Es una sala bastante grande, diáfana. Bonita, entra mucha luz. Hay 4 puestos de trabajo y el hombre de la recepción.

De repente asoma una cabecita que me dice, en un tono un poco respingón, que el registro abre a las 9:00h y que hasta esa hora no me puede poner el cuño.

Yo miro mi reloj. Son las 8:49h. Por dentro de mí pienso, que no entiendo nada, qué  más da poner un cuño 11 minutos antes. Me cabreo y me entran ganas de decirle, muy educadamente, que no entiendo por qué sí pueden estar hablando entre ellos del calor que ha hecho este fin de semana en el pueblo de su madre y no me puede poner un maldito cuño once minutos antes y así puedo irme a trabajar antes.

Respiro hondo y finalmente le digo que no hay problema que me espero allí los ONCE MINUTOS. Por dentro de mí estoy pensando que mientras aprovecharé para leer alguna noticia, no quiero enfrentarme a ella porque sé que probablemente tenga que volver otro día a realizar otro trámite.  Al mini segundo pienso que una leche! Que se lo tengo que explicar, que no pienso dejar que se salgan con la suya tan fácilmente y…click!! Me ha iluminado la reflexión: aunque quizá cumplas reglas de un ser divino, no puedes ser capaz de romper una regla y poner un cuño  un día a una persona que no sabe que empiezas a las 9?? Dile que hoy se lo pones pero que por favor otro día se ciña al horario, ni que estuviera yendo todos los días. Entonces he pensado que esas reacciones son muy importantes y dicen mucho de una persona.

Está claro que las reglas son necesarias, si no hubiesen semáforos sería peligroso y un caos llegar a los sitios, pero no tenemos que olvidar que esas reglas las fijan seres humanos como nosotros y que no son inamovibles, que pueden cambiar porque todo y todos estamos en constante cambio.

Las reglas nos encorsetan, nos encasillas y no facilitan la imaginación, (para incumplirlas sí, qué gracioso! ) y luego cuando inevitablemente se rompen o nos las rompen, nos quedamos inmóviles pues no hemos desarrollado lo suficiente la capacidad de reacción.

Si su hija menor llega un día embarazada, qué hará, le dirá que hasta que no tenga más de 18 años no la va a llevar al ginecólogo, o si la pilla fumando un cigarrillo con 14 años, hasta que no tenga 16 hará “ ojos que no ven, corazón que no siente “….pues no! Reaccionará. Y qué pasa , qué esas reglas se pueden romper y otras no…

Pues lo mismo pasa en las escuelas y en los institutos, nos obcecamos en sacar buenas notas, cumplir las reglas sin cuestionar el por qué, sin cuestionar que si es un rollo estudiar quizá es que tengo que crear/pensar cómo puedo estudiar para que me resulte más divertido, con una amiga, con música, con colores, escribiéndolo por los espejos de mi casa, cantando..yo que sé!

 

…¡Qué cierto, eh! Pero la verdad es que aunque lamento mucho el «cabreo de Geles» a las 8:48 de la mañana de un lunes, y que la gente esté más dispuesta a obedecer a las reglas que a su sentido común sin cuestionarse nada, cuando la mayoría de ideas creativas nacen simplemente de atrevernos a cuestionarnos cosas… confieso que hay una parte de mí que se alegra porque Geles haya convertido esos 11 minutos de espera en un post muy útil y en un agradecimiento eterno por mi parte.

Por cierto, la frase «lo mejor del sol, el brillo de la luna» es de una canción de Fito. Y me encanta porque nos recuerda que todos somos un universo y que podemos hacer de soles o de lunas dependiendo del día.

Gracias Geles, por haberme hecho sentir un poco sol con tu bonito brillo de luna.