¿Y tú, estás haciendo el Koi?

 
Estoy convencida de que al diccionario español le faltan palabras…  Propongo una nueva expresión para describir un comportamiento cada vez más extendido: hacer el koi.
 
Curiosamente en el idioma español usamos muy a menudo el nombre de animales para insultarnos. Hay miles de ejemplos: decimos que alguien es un burro cuando lo consideramos poco dotado intelectualmente, que es un perro cuando es un vago, o una perra, cuando una mujer tiene un comportamiento mezquino o es “cariñosa de más” con varios varones… Cuando alguien está haciendo una guarrada, le pedimos que deje de comportarse como un cerdo, pero si lo que hace es una locura, le sugerimos que deje de hacer el cabra… Pues a este tipo de insultos deberíamos añadir uno más que tendríamos que usar cuando nuestro comportamiento es conformista, cobarde y limitado. Para señalar este tipo de conducta en alguien y pedirle que acabe con ella podríamos usar la expresión de “deja de hacer el koi” o “no seas koi”…
El Koi es un tipo de carpa muy común en Japón que suele llenar los brazos tatuados y las peceras de los estanques de los parques japoneses con sus vistosos colores… Los hay de muchos tamaños… y lo que tienen de especial  es que su tamaño -que puede variar de pocos centímetros a más de un metro- no depende de la alimentación o de “la raza” de la carpa, depende del tamaño del estanque. Si pones carpas Koi en un acuario o en un estanque pequeño serán pequeñas, si las pones en una pecera o en un estanque más grande, serán más grandes, crecerán más. Las carpas autolimitan su crecimiento según el lugar donde estén, y nosotros también nos autolimitados demasiadas veces, ya que no crecemos basándonos en nuestro potencial, sino en las circunstancias que nos rodean que, pocas veces, nos atrevemos a cambiar.
 
Nuestra pecera es la realidad que nos rodea, cómo interpretamos esa realidad y todo aquello que entra dentro de nuestra “normalidad”, por lo que para poder deslizarnos con tranquilidad por esa pecera lo que hacemos es volvernos un pelín más pequeños que esa “normalidad” y lo que pasa es que nos volvemos un poco “sub-normales”
 
Y es que a veces nuestro mayor lastre, lo que más nos impide avanzar tanto personal como profesionalmente (pasar de la pecera al estanque) es la expectativa ilusoria de mantener el control. Perder el control nos asusta porque no somos conscientes de que sólo controlamos lo que conocemos porque apoyamos nuestra seguridad en las circunstancias, en el entorno, no en nosotros mismos, en nuestras capacidades.
 
Dejar de pensar que la seguridad depende de las circunstancias y darnos cuenta de que de lo único de lo que depende es de nuestra forma de pensar es dejar de hacer el Koi.. 

 
¿Y tú, estás haciendo el koi?
 
Este es un extracto del libro Inspiritismo que está lleno de actitues temendamente inspiradoras para que cada vez hagamos un poquito menos el koi, y un poquito más grande nuestra pecera hasta que, finalmente, demos el salto al estanque. Si te gusta lo que has leído y quieres leer más puedes comprar también el libro aquí

"Cumplehitos Feliz"

No me gustan los cumpleaños… Siempre he pensado que celebrar cumplir años es el equivalente a celebrar pasar de curso en la ESO… De hecho reconozco que me gustan tan poco los cumpleaños que hace tiempo mis amigos una vez hartos de no poder celebrar mi cumpleaños decidieron celebrar el día de su no cumpleaños el día del mío. Por eso me hizo mucha gracia cuando me contaron que existen tribus aborígenes de diferentes lugares que en lugar de celebrar cumplir años, celebraban cumplir logros... Y lo mejor, es que era el mismo «cumplelogrero» el que decide qué logro celebrar y cuándo. La celebración no la dicta una fecha en el calendario que lo único que indica es un crecimiento biológico, la celebración la dicta la sensación de haber alcanzado un logro lo suficientemente importante para compartirlo con los demás, para celebrarlo…
Me pareció una genialidad… Creo que es mucho más importante cumplir sueños que años… Y sólo hay un único requisito imprescindible para cumplir sueños: soñar. Y sólo hay un único requisito imprescindible para cumplir deseos: desear.
Hace un tiempo yo soñé (muy a lo Martin Luther king) que algún día publicaría un libro. Y ese día ha sido hoy. Pero era un sueño tan tan grande y me parecía tan tan difícil que en realidad era un «hito»: por eso hoy es mi cumplehitos. Y he podido celebrarlo muy bien acompañadas con personas que han decidido compartir este momento. De hecho hemos hecho una especie de «ritual». Hemos pensado que lo que bien empieza bien acaba, así que hemos decidido ir a la Fnac y agotar las existencias del libro (Muy a lo 50 sombras de Grey). Y al hacerlo nos hemos echado unas risas. Y hemos decidido que a partir de hoy íbamos a esforzarnos en cumplir más hitos que años.
En este sentido el mundo de la creatividad tiene mucho enseñarnos: para tener buenas ideas es necesario tener muchas ideas. Y es que muchas veces las ideas geniales son tan grandes que no nos dejan ver al montón de ideas que han sido necesarias (muchas de ellas pueden parecer muy malas) para que salga una idea buena.
Pues algo parecido pasa con los sueños y con los deseos: cuantos más deseos tengas (y aquí es verdad que el tamaño no importa) más sueños cumplirás. Matemático.
Y lo dicho, que sólo hay un único requisito imprescindible para cumplir deseos: desear.Y muchísimas gracias a todas las personas que han hecho este «cumplehitos» posible.

¡"Víctima" de mi propio libro!

Como muchos sabréis, mañana sale a la venta el primer libro que publico y que da nombre a este blog. Y como todas las primeras veces hay cosas que te sorprenden para muy bien y otras… pues no. En general sólo puedo decir que me considero una persona muy afortunada, y agradezco muchísimo la oportunidad que me ha brindado mi editor al apostar por mi y lo bien que en general  me han tratado y me han hecho sentir. Es así.
Sin embargo, me ha pasado una cosa muy curiosa con el libro y quería compartirla. El caso es que el jueves pasado me llegó el primer ejemplar, y después de -cual madre primeriza- colgarlo en Facebook con toda la ilusión del mundo, me propuse volverlo a leer… así que me puse el «modo autora on» e inicié la lectura. Y claro, cuando vas en modo autora on lo único que ves son «fallos». El primero lo vi en las dedicatorias… Se supone que las dedicatorias es ese lugar reservado para las personas que han ayudado a que ese libro exista, y lo único que esperas es arrancar una sonrisa a aquellos a los que van dirigidas… una sonrisa, no una carcajada. En realidad estoy hablando de un «fallo» de sólo dos letras, pero que consiguió que la dedicatoria en lugar de transmitir agradecimiento, transmitiese una imagen del homenajeado y mía como de «ácratas literarios fundamentalistas anti-RAE».
Yo lo único que quería era transmitir a un gran amigo mío lo mucho que me habían ayudado sus comentarios  a hacer un libro más fácil de leer (más limpio) y más bonito (más «esplendoroso») y para ello escribí:
A Fede por haber hecho con este libro lo que la RAE hace con el español, sin embargo al editar pasaría cualquier cosa y se escaparon dos letras de más y se lee:  A Fede por no haber hecho con este libro lo que la RAE hace con el español. En general soy muy fan de la RAE, sobre todo a nivel marca, su lema será probablemente uno de los más conocidos por los españoles, y yo sólo quería decir que mi libro era más limpio y más esplendoroso gracias a él, no que guardo un rencor interno por los señores de los sillones con letras…
Bueno– pienso, –da igual,  nadie se lee las dedicatorias, no pasa nada– y sigo leyendo hasta que llego a un apartado en el que hablo de la importancia del enfoque, y me encuentro con que en la última revisión  yo había pedido que se eliminase un paréntesis y se añadiese un nuevo párrafo, y veo que sí se había añadido el párrafo pero no se había quitado el paréntesis, por lo que decía dos veces lo mismo y quedaba un poco raro. Mi primera reacción fue la de «enfadarme»… y luego, la de reírme: me acababa de dar cuenta de que estaba leyendo el libro con el modo autora on, no con el modo lectora on. Todo el libro se basa en la premisa de que la creatividad, como la vida, no es cuestión de técnica sino de actitud, y que la actitud no se enseña, pero sí se aprende gracias a la inspiración, por lo que el libro es un conjunto de actitudes creativas inspiradoras escogidas para hacer nuestra vida más fácil y más feliz. Así que ¿Qué hacía yo «amargándome»?¿Por qué no cambiar el chip de escritora buscando fallos y poner el de lectora buscando cosas interesantes? Si cambiar de actitud es cambiar de vida ¿Cómo dejar la actitud de cabreo por una útil? ¿Cómo aplicar las actitudes del libro a lo que me acababa de pasar?  La primera que me vino a la mente fue la de David, el pequeñajo de David y Goliat  que en el libro aparece como el encargado de inspirar a sacar ventaja de cualquier situación viendo las cosas de la forma más positiva posible. David debe este «honor» a una anécdota que leí de él en internet y que es fiel reflejo de este objetivo:
Cuando David se enfrentó a Goliat, los israelitas pensaron:
 “Es un gigante de un tamaño colosal. No podremos vencerlo”
David pensó en cambio:
“Es tan grande que no puedo fallar el piedrazo” 

La realidad para los israelitas y Goliat es la misma, la interpretación que hacen ambos de la situación, no. La realidad es que a la hora de editar simplemente se había pasado un paréntesis, la interpretación podría ser como un fallo y el posterior enfado o como una doble oportunidad: por una parte aprovechar la circunstancia para dar contenido al blog (léase este post) y por otra, pensar en qué se podría hacer para que no volviese a pasar… En este sentido en el libro hablo de otra actitud, la de Gaudí, de hecho, el famoso arquitecto catalán siempre decía «El árbol es mi maestro» y en esa actitud explico como unos sectores pueden aprender de otros. En este caso el mundo editorial podría aprender del mundo de la publicidad, ya que en publicidad antes de publicar cualquier contenido todos los creativos implicados en él lo firman, asegurándose así una lectura final muy minuciosa por varias personas. 

 
Además, curiosamente, ese paréntesis de más está en un apartado de la actitud de Einstein donde comento que donde pones la intención pones la atención. Mi intención con el modo autora on era descubrir fallos, muy al contrario que cuando vas con el modo lector on, donde lo único que quieres es disfrutar y descubrir conocimiento. También comento que donde pones la atención pones la emoción, mi atención estaba en los fallos así que mi emoción estaba en el cabreo, hasta que me di cuenta y puse mi intención no en quejarme sino en aprender e incluso sacar provecho de la situación. 
 
La última actitud que me provocó una sonrisa fue la que cierra el libro, la de Gandhi que siempre decía «Mi vida es mi mensaje». Así que una persona que había escrito un libro sobre cómo aplicar la creatividad en la empresa y en la vida sería muy incoherente si al darse cuenta de un mínimo error se quejase y no lo reconvirtiese en algo útil: como mínimo en un aprendizaje (por si hay próxima vez), y en este post.
 
Pues eso, que soy muy feliz de poder publicar el libro mañana y que gran parte de mi felicidad se la debo a mi editor que apostó por mi con la única garantía de su intuición. Como autora no puedo decir si el libro es bueno o malo, si está bien o mal escrito, pero después de esto sí puedo decir sin mentir que leerlo resulta útil, al menos para mi.
 
Me despido con una frase que también es despedida de una parte del libro:
Tener conocimiento suma, tener actitud, multiplica.

PS he de decir que tras la edición el libro ganó mucho en claridad y en uso correcto del complemento directo (no sabía que se me daban tan mal) y que simplemente hago referencia a un par de cosas que se pasaron de las muchas que se mejoraron.

Además, Fede, el de la dedicatoria, está encantado, dice que la dedicatoria con ese no la hace aún más especial.

¿Quieres que tu marca triunfe?: contrata abuelas.

Alguien me dijo alguna vez que quizás el idioma español tenía tantos sinónimos porque en la Península Ibérica habían vivido y convivido muchas culturas diferentes… Pues quizás al hecho de que en España hay «mucho de todo» se deba a que haya una expresión para definir casi cualquier comportamiento. Así que cada vez que alguien habla sobre sí mismo demasiado bien sobre lo listo que es, cuánto sabe, lo guapo que es o lo bien que hace lo que sea (es decir que habla sobre sí mismo con más falta de criterio que de humildad) hay una expresión perfecta para esa persona: no tiene abuela. Porque desde que existen las abuelas han sido ellas las encargadas de recordarnos a nosotros y a los demás lo maravillosos que somos. Y que lo hagan resulta entrañable.
Sin embargo, las personas que consideramos que no tienen abuela nos resultan cargantes, irritantes e increíbles -no por maravillosas sino por mentirosas- y el resultado es que solemos huir de ellas. Pero lo que en principio era una expresión creada para describir a cierto tipo de personas parece cada vez más apropiada para describir a cierto tipo de marcas: esas que a falta de que alguien les recuerde lo maravillosas que son, son ellas las que no paran de recordárselo a todo el mundo y de las formas más variadas: anuncios de publicidad, marketing directo, vallas publicitarias etc… porque a falta de pan, buenas son tortas… Pero ¿Qué es el pan?
Pues aunque hay un poco de controversia al respecto, para muchos el pan es la herramienta con más éxito del marketing después de la palabra GRATIS: el ansiado boca oreja. El motivo de su éxito es que se basa en un comportamiento intrínsecamente humano: hacemos lo que hacen los demás. Sí, así de sencillo. Este comportamiento forma parte del éxito de nuestra supervivencia: aprendemos de los errores y de los éxitos de los demás. La opinión de los otros nos importa y por ello hay que procurar generar la mejor opinión posible en torno a las marcas ( y las personas), vamos, generar un boca-oreja positivo. De hecho hay muchísimos estudios que hablan de la influencia que pueden ejercer las personas unas por otras. Hay uno que me hace gracia en especial: dice que los hombres que salen por la noche acompañados de mujeres tienen más posibilidades de ligar, ya que las mujeres que no los conocen al verles acompañados de otras damiselas dan por hecho que si son buenas para las otras, también serán buenos para ellas. Es como si el ir acompañados de féminas fuese el pasaporte de los hombres para pasar el primer filtro de muchas mujeres. Lo que viene siendo una especie de boca-oreja instintivo.
Y es que por mucho que nos cueste admitirlo la opinión de los demás nos importa. Incluso aunque sea de desconocidos. Y los departamentos de márketing lo saben y lo utilizan a su favor. ¿Cómo? Pues a falta de verdaderas abuelas (clientes realmente enamorados de los productos que al hablar de ellos parece que sean sus nietos ya que no podrían hacerlo mejor) crean sucedáneos.Y los hay a varios niveles.
Sucedáneos de abuela nivel 1: Famosos que contratan las empresas como imagen de sus marcas: es el caso  de Isabel Presley y sus Ferrero Rocher, Mr Ristretto (George Clooney) y Nespresso, Ronaldo y Nike, Messi y Adidas o Carmen Machi y los Activia. Es una estrategia que tiene sus riesgos porque no puedes controlar la vida privada del famoso y puede sorprender con un escándalo, pero en general funciona más o menos bien.
Sucedáneo de abuela nivel 2: líderes de opinión de la sociedad que aunque en principio no cobran de las marcas por hablar bien de ellas lo hacen porque o bien el producto o su campaña les parece interesante. A estos sucedáneos de abuela nivel 2 en terminología marketiniana se les conoce como prescriptores y un ejemplo de prescriptores podría ser un personaje famoso como Buenafuente, o un médico si hablamos de medicamentos o un gestor financiero si hablamos de fondos de inversión o los cada vez más codiciados bloggers…
Y luego están las abuelas: esas personas que hablan tan bien de las marcas que las tratan como si fueran sus nietos. Ha habido marcas que han tenido abuelas legendarias como Channel n5 y la impagable frase de Marilyn Monroe cuando dijo al mundo que para dormir sólo se ponía «unas gotas de Channel n5». Hemmingway también ejerció como un orgulloso abuelo del famoso restaurante (su favorito) casa Botín. Y así infinitos personajes…
Y luego están las abuelas menos famosas pero igual de efectivas: esos clientes a los que les encanta un producto o servicio y hablan a las mil maravillas de él. O esos clientes que han tenido una experiencia con una marca excepcional. Conozco el caso de una abuela (en este caso literal) de un amigo mío que le encantaba un bombón en especial de la caja roja de Nestlé. Una vez se compró una caja de estos bombones y para su sorpresa su bombón favorito no estaba. Disgustada escribió una carta a la multinacional para avisarles de su error y pidiéndoles que no lo volviese a cometer. Nestlé en lugar de no contestar, o contestar pidiéndole disculpas le mandó una caja de bombones llena sólo de su bombón favorito. Desde entonces mi amigo y Nestlé comparten abuela.
Este tipo de abuelas son muy difíciles de contratar pero hacerlo es tan complicado como rentable. Para ello tienes que dar más de lo que esperan de ti. Hacerles la vida más fácil (serles de utilidad) y más feliz (emocionarles). El reto es despertar en la gente esa abuela que lleva dentro. Darles motivos para que hable bien de nosotros, fomentar el mejor boca-oreja posible.
Yo, por mi parte, soy una orgullosa abuela de los grumos de Cola Cao, del restaurante Metro Bistro de Madrid, de Charo Ruiz, de Art and fun, de UKE, de 24dientes por diversos motivos… Y sigo esperando tener cada vez más nietecitos… ¿Y tú, de qué eres abuela?
Y por si a alguien le queda duda del poder de las abuelas. He aquí una muestra de abuelas -literalmente- que ayudaron a su nieto a encontrar trabajo… Y es que las abuelas sirven para casi todo. Precioso:
Ale, a esforzarse para contratar a las reinas del boca-oreja: las abuelas.

Las 5 W de la innovación.

Casi no hay innovación que no sea noticia. Y casi no hay noticia que no responda a las míticas W del periodismo. Las 5 w del periodismo son las 5 preguntas a las que toda noticia debe responder para ser considerada como tal: las míticas What, Where, When, Who, Why y a las que se suma How.
Y si cada innovación de alguna forma es noticia… ¿Por qué no usar el método de las 5 w para ser innovadores? Siempre nos hablan de la importancia de detectar oportunidades, pero también es igual de importante crearlas y las 5 w pueden ser una buena guía para ello:
 

La primera W: What

¿Qué innovación? Una  vez ya sabemos en qué sector queremos innovar esta es una buena pregunta para responder. Y se puede responder a dos niveles: fijándonos en qué recursos tenemos y en qué recursos podríamos tener. 
 
Con respecto a la primera pregunta lo primero que tenemos que hacer es un examen detallado para saber cuáles son nuestros recursos y comprobar si contamos con alguno con el que no cuente la competencia. Si es así, perfecto. Sólo falta explotar ese recurso de una forma que sea útil a alguna parte de la sociedad. Pero como esto sólo pasa muy pocas veces, vamos a centrarnos cuando no tenemos ningún recurso especial, lo que nos invita a diseñar lo que podríamos tener. Y una forma muy sencilla de diseñarlo es fijarnos en valores apreciados por la sociedad e integrarlos a nuestros productos o servicios.
 
Siempre se ha dicho que «para gustos, colores», pues para valores, lo mismo. Hay muchísimas cosas que la sociedad valora y que de una forma u otra podemos integrar a nuestros productos o servicios. Por ejemplo uno de los valores más universales es la diversión. De ahí que numerosos productos o servicios hayan apostado por este valor para diferenciarse de los demás. Pero como es mi blog y hablo de lo que quiero, hoy quiero hablar de mis amigas y excoincidentes laborales Margui Mora y Elena Martínez las creadoras de 24dientes, una empresa cuyo nombre es el resultado de lo que sus productos provocan: una gran sonrisa. Dos de sus productos que más me gustan son estas medias que miden tu grado de atrevimiento y que van desde recatada a mujer fatal:
y  este porta trajes:
Ambos artículos son el vivo ejemplo de que cambiando muy poco se puede cambiar mucho. Y que ese cambio que en este caso ha sido añadir «diversión» en otros puede ser añadir «tranquilidad» como los restaurantes en los que te piden que dejes el móvil en consigna o los hoteles sólo para adultos en los que no pueden alojarse niños… La idea para responder de forma innovadora es ta primera W es elegir un valor cualquiera e integrarlo en tu producto o servicio. Más ejemplos de valores con los que se puede trabajar son la transparencia, el tiempo, la exclusividad, etc… 
 
 

La segunda W: Where

¿Dónde innovación?. Otra forma de innovar es no enfocarse en qué se hace sino dónde se hace. Por ejemplo, un restaurante que sirva comida deliciosa en un entorno privilegiado no es innovador, pero un restaurante que sirva comida deliciosa en cualquier entorno, sí. Y ya que hoy toca presumir de amigos, he de presumir de José Ramón Tramoyeres de Gglab y Ramón Bandrés,  y de su proyecto de restaurante móvil para el cocinero Paco Morales diseñado para que el maridaje no sólo lo protagonice la comida con la bebida, sino la gastronomía con la arquitectura y con las mejores y más variadas vistas…
 
 
Otro ejemplo de este sentido es un vino R. Crusoe Treasure un tinto criado en tierra y madurado en el mar cantábrico… Y es que «hacer lo de siempre donde nunca se ha hecho» también puede ser muy innovador.
 
 

La tercera W: When

¿Cuándo innovación?
Aquí la innovación no tiene tanto que ver con qué se hace, sino con cuándo se hace. Y ese cuándo puede ir relacionado con hacer algo en una hora insospechada: por ejemplo llevar el coche al mecánico a las 4 de la tarde no es innovador, pero llevarlo a las 4 de la mañana,sí, como en este taller. Pero también puede ir relacionado por hacer algo en un tiempo fuera de lo común: hacer una casa puede no tener nada de innovador, pero hacer una viviendo en 8 horas como la diseñada por Joaquín Torres, sí.

La cuarta W: Who

¿Quién innovación?
Muchas veces la innovación simplemente consiste en orientar un producto existente a un público nuevo. Y esto se puede hacer en distintas direcciones. Por una parte se puede democratizar algo que era muy exclusivo, como lo que hizo Henry Ford con los coches o Steve Jobs con los ordenadores, o hacer justo lo contrario, convertir algo de uso común en algo muy exclusivo como los teléfonos que cuestan más de un millón de Euros o hacerlo para un público muy específico, como el  Honda Fit She’s, un coche diseñado sólo para mujeres cuya principal aportación es el especial cuidado que aporta al cutis de la mujer con un nuevo tipo de parabrisas que bloquea el 99% de los rayos ultravioleta para ayudar a prevenir las arrugas y un novedoso sistema de aire acondicionado “Plasmacluster” que emite aire especialmente tratado para mejorar la humedad de la piel mientras se conduce.
 

 

La quinta W: Why

¿Por qué innovación? Muchas veces detrás de una gran innovación simplemente había una pequeña motivación que suele tener que ver con las emociones. Por ejemplo, el motor Diesel de Honda supuso una gran innovación con respecto a los demás ya que se consiguió que fuese muy limpio y silencioso gracias a Kenichi Nagahiro, el ingeniero encargado de diseñar el mejor motor Diesel posible, que odiaba tanto este tipo de motores por su ruido y suciedad que motivado por el odio a ambas características diseñó un motor Diesel muy distinto a lo conocido hasta ahora. Esta historia queda reflejada para la posteridad en uno de los anuncios que más me me gusta del mundo y cuyo lema es: Hate something, change something, make something better. Pero el odio no es el único sentimiento que nos puede inspirar a innovar, el amor tiene exactamente el mismo poder… Por ejemplo, Steve Jobs estaba obsesionado con las tipografías bonitas y con el diseño en general… Y es que hay muchos productos que son resultado de amores y odios. Así que busca cosas que te gusten y encuentra la forma de integrarlas a tu producto o servicio, o busca cosas que odies y encuentra la forma de cambiarlas. Ambos caminos pueden ser de lo más innovador.
 

La sexta W: HoW

¿Cómo innovación? Esta pregunta tiene el poder de hacer que nos fijemos en la forma de los productos. En cómo son. Hay infinitas maneras de innovar cambiando la forma de los productos o servicios. Pero vamos a poner la atención simplemente en una acción: en suprimir. Y es que solemos relacionar innovar con añadir, cuando a veces todo lo contrario nos puede llevar a conseguir lo que queremos. Así, otro de los caminos para innovar es fijarnos en un producto y pensar en qué podríamos suprimir. Estamos rodeados del resultado de este tipo de pensamiento: desde la coka cola sin azúcar, a la gasolina sin plomo a los teléfonos móvil sin teclado. Pensar qué podemos eliminar de un producto puede ser una autopista si nuestro camino es la innovación.

Así que ya sabes, si alguna vez te preguntas por dónde empezar para innovar, hacerse estas 6 preguntas pueden ser la mejor respuesta. 

El algodón no engaña y la prueba de Cindy Crawford, tampoco.

Uno de mis anuncios favoritos de todos los tiempos es el del mayordomo de Tenn. Y no me gusta porque fuese especialmente creativo, pero sí es especialmente efectivo. Y lo es porque hace una prueba de producto indiscutible: si el algodón está limpio el baño no está sucio. Así de sencillo. La verdad es que la vida doméstica está llena de pruebas de ese tipo: sabes si un huevo está fresco cuando lo colocas en un recipiente lleno de agua y no flota, o sabes que has llegado al punto de nieve exacto cuando coges una cucharada, la pones boca abajo y no se derrama nada, o sabes que el bizcocho está cocido cuando le clavas un cuchillo y su hoja sale completamente limpia… 
Y es que hay miles de trucos inventados para ayudarnos a realizar con éxito nuestros quehaceres diarios… Pero, ¿Qué pasa cuando lo que queremos es crear un producto o un servicio o una marca? Pues que o nos gastamos una pasta en un estudio de mercado Nielssen o hacemos la prueba de Cindy Crawford, que quizás no tenga  un 100% de eficacia pero sí puede servirnos de gran ayuda. 
El test de Cindy Crawford nace gracias a un anuncio de Playboy. A este anuncio de Playboy:
Sí, eso que parece una errata del blog es un anuncio. Y me encanta porque no hace falta decir a quién anuncia. Creo que es muy difícil decir más con menos. Y el mérito es de Play boy, pero también es de Cindy ya que su lunar que ahora nos parece tan atractivo quizás no lo fue tanto durante su adolescencia y es que atreverse a ser diferente no es fácil. De hecho lo fácil es todo lo contrario. Pero como la mayoría de cosas difíciles, tiene su recompensa. Ser diferente es lo que te hace destacar, pero no hay que olvidar que ser diferente no es suficiente, esa diferencia tiene que aportar. Por ejemplo para ser modelo no tienes que tener sólo un lunar. Para ser modelo tienes que cumplir cierto canon de belleza, ese lunar es totalmente prescindible (la mayoría de modelos no tienen lunares) pero en el caso de Cindy, ese lunar es el plus que  la hace diferente, reconocible, única.
Por eso a la hora de diseñar un producto, un servicio o una marca es interesante pensar qué sería el equivalente al lunar de Cindy en el anuncio de Playboy. Qué es lo que te va a hacer destacar por encima de todos los demás productos.
Un producto que pasaría este test es el nuevo perfume de LadY Gaga. 
El equivalente al lunar de Cindy en este perfume es su ingrediente más exótico: la Belladona. La  Belladona es una flor venenosa que en el siglo XVIII las mujeres usaban para dilatar sus pupilas, lo cual hacía que los hombres se sintiesen atractivos ya que inconscientemente cuando vemos algo que nos interesa dilatamos las pupilas, así que cada vez que alguien se siente observado por unas pupilas dilatadas inconscientemente también se siente atractivo… Además la belladona es negra, de ahí que el perfume de Lady Gaga sea el único perfume negro del mercado que además se convierte en transparente cuando lo pulverizas. Vamos, que la Belladona ayuda a pasar el Test de Cindy con nota.
Pasar el test de Cindy Crawford es ser capaz de destacar en algún aspecto y ser fácilmente reconocibles. Cada producto o servicio debería ser capaz de encontrar su propio lunar, eso que les hace inconfundibles como los grumos al colacao, la belladona al perfume de Lady Gaga, la seguridad a Volvo o el minimalismo a Apple.
Y es un test que puede ser muy útil  porque nos ayuda a centrarnos en una sola característica, la que te hace especial. Y es que muchas veces nos enamoramos tanto de nuestros productos y decimos tantas cosas de ellos que al final no decimos nada. Así que es mucho mejor elegir cuál es esa característica que te hace tan especial y luchar por ella. 
Pasar el Test de Cindy Crawford no es una garantía de que tu producto se convierta en un súper ventas, pero desde luego sí es un primer paso para que tu público objetivo te reconozca…
Así que si tienes un producto o un servicio o tú eres tu propio producto piensa muy bien cuál quieres que sea tu lunar. Eso por lo que los demás te reconocerán.