Como muchos sabréis, mañana sale a la venta el primer libro que publico y que da nombre a este blog. Y como todas las primeras veces hay cosas que te sorprenden para muy bien y otras… pues no. En general sólo puedo decir que me considero una persona muy afortunada, y agradezco muchísimo la oportunidad que me ha brindado mi editor al apostar por mi y lo bien que en general me han tratado y me han hecho sentir. Es así.
Sin embargo, me ha pasado una cosa muy curiosa con el libro y quería compartirla. El caso es que el jueves pasado me llegó el primer ejemplar, y después de -cual madre primeriza- colgarlo en Facebook con toda la ilusión del mundo, me propuse volverlo a leer… así que me puse el «modo autora on» e inicié la lectura. Y claro, cuando vas en modo autora on lo único que ves son «fallos». El primero lo vi en las dedicatorias… Se supone que las dedicatorias es ese lugar reservado para las personas que han ayudado a que ese libro exista, y lo único que esperas es arrancar una sonrisa a aquellos a los que van dirigidas… una sonrisa, no una carcajada. En realidad estoy hablando de un «fallo» de sólo dos letras, pero que consiguió que la dedicatoria en lugar de transmitir agradecimiento, transmitiese una imagen del homenajeado y mía como de «ácratas literarios fundamentalistas anti-RAE».
Yo lo único que quería era transmitir a un gran amigo mío lo mucho que me habían ayudado sus comentarios a hacer un libro más fácil de leer (más limpio) y más bonito (más «esplendoroso») y para ello escribí:
A Fede por haber hecho con este libro lo que la RAE hace con el español, sin embargo al editar pasaría cualquier cosa y se escaparon dos letras de más y se lee: A Fede por no haber hecho con este libro lo que la RAE hace con el español. En general soy muy fan de la RAE, sobre todo a nivel marca, su lema será probablemente uno de los más conocidos por los españoles, y yo sólo quería decir que mi libro era más limpio y más esplendoroso gracias a él, no que guardo un rencor interno por los señores de los sillones con letras…
–Bueno– pienso, –da igual, nadie se lee las dedicatorias, no pasa nada– y sigo leyendo hasta que llego a un apartado en el que hablo de la importancia del enfoque, y me encuentro con que en la última revisión yo había pedido que se eliminase un paréntesis y se añadiese un nuevo párrafo, y veo que sí se había añadido el párrafo pero no se había quitado el paréntesis, por lo que decía dos veces lo mismo y quedaba un poco raro. Mi primera reacción fue la de «enfadarme»… y luego, la de reírme: me acababa de dar cuenta de que estaba leyendo el libro con el modo autora on, no con el modo lectora on. Todo el libro se basa en la premisa de que la creatividad, como la vida, no es cuestión de técnica sino de actitud, y que la actitud no se enseña, pero sí se aprende gracias a la inspiración, por lo que el libro es un conjunto de actitudes creativas inspiradoras escogidas para hacer nuestra vida más fácil y más feliz. Así que ¿Qué hacía yo «amargándome»?¿Por qué no cambiar el chip de escritora buscando fallos y poner el de lectora buscando cosas interesantes? Si cambiar de actitud es cambiar de vida ¿Cómo dejar la actitud de cabreo por una útil? ¿Cómo aplicar las actitudes del libro a lo que me acababa de pasar? La primera que me vino a la mente fue la de David, el pequeñajo de David y Goliat que en el libro aparece como el encargado de inspirar a sacar ventaja de cualquier situación viendo las cosas de la forma más positiva posible. David debe este «honor» a una anécdota que leí de él en internet y que es fiel reflejo de este objetivo:
Cuando David se enfrentó a Goliat, los israelitas pensaron:
“Es un gigante de un tamaño colosal. No podremos vencerlo”
David pensó en cambio:
“Es tan grande que no puedo fallar el piedrazo”
La realidad para los israelitas y Goliat es la misma, la interpretación que hacen ambos de la situación, no. La realidad es que a la hora de editar simplemente se había pasado un paréntesis, la interpretación podría ser como un fallo y el posterior enfado o como una doble oportunidad: por una parte aprovechar la circunstancia para dar contenido al blog (léase este post) y por otra, pensar en qué se podría hacer para que no volviese a pasar… En este sentido en el libro hablo de otra actitud, la de Gaudí, de hecho, el famoso arquitecto catalán siempre decía «El árbol es mi maestro» y en esa actitud explico como unos sectores pueden aprender de otros. En este caso el mundo editorial podría aprender del mundo de la publicidad, ya que en publicidad antes de publicar cualquier contenido todos los creativos implicados en él lo firman, asegurándose así una lectura final muy minuciosa por varias personas.
Además, curiosamente, ese paréntesis de más está en un apartado de la actitud de Einstein donde comento que donde pones la intención pones la atención. Mi intención con el modo autora on era descubrir fallos, muy al contrario que cuando vas con el modo lector on, donde lo único que quieres es disfrutar y descubrir conocimiento. También comento que donde pones la atención pones la emoción, mi atención estaba en los fallos así que mi emoción estaba en el cabreo, hasta que me di cuenta y puse mi intención no en quejarme sino en aprender e incluso sacar provecho de la situación.
La última actitud que me provocó una sonrisa fue la que cierra el libro, la de Gandhi que siempre decía «Mi vida es mi mensaje». Así que una persona que había escrito un libro sobre cómo aplicar la creatividad en la empresa y en la vida sería muy incoherente si al darse cuenta de un mínimo error se quejase y no lo reconvirtiese en algo útil: como mínimo en un aprendizaje (por si hay próxima vez), y en este post.
Pues eso, que soy muy feliz de poder publicar el libro mañana y que gran parte de mi felicidad se la debo a mi editor que apostó por mi con la única garantía de su intuición. Como autora no puedo decir si el libro es bueno o malo, si está bien o mal escrito, pero después de esto sí puedo decir sin mentir que leerlo resulta útil, al menos para mi.
Me despido con una frase que también es despedida de una parte del libro:
Tener conocimiento suma, tener actitud, multiplica.
PS he de decir que tras la edición el libro ganó mucho en claridad y en uso correcto del complemento directo (no sabía que se me daban tan mal) y que simplemente hago referencia a un par de cosas que se pasaron de las muchas que se mejoraron.
Además, Fede, el de la dedicatoria, está encantado, dice que la dedicatoria con ese no la hace aún más especial.