Soy historiadora y publicista, una mezcla muy apropiada para los tiempos que corren donde los publicistas quieren hacer historia y los políticos, publicidad. Como historiadora siempre he defendido que a veces se aprende más de las novelas (las de época y las de esa época) que en los libros de texto. Y como publicista, más de los telediarios que de los anuncios.
Hace poco leí una novela maravillosa titulada «El mentalista de Hitler» escrita por Gervasio Navas. Se trata de una novela histórica muy documentada cuyo personaje principal es un famoso mentalista de la época: Erik Jan Hanussen. Hanussen no es muy conocido actualmente, pero no sólo forma parte de la historia, de alguna manera, le dio forma a la historia.
Un año antes de la subida de Hitler al poder Hanussen lanzó una profecía en forma de artículo en el que auguraba que Hitler, líder del partido nacionalsocialista, aislado de las otras fuerzas políticas y en horas bajas, sería el dueño absoluto del poder en menos de un año. A lo largo del libro el autor narra cómo este personaje secundario de la historia tuvo un papel principal a la hora de dotar de credibilidad -e incluso de sentido de providencia- a Hitler. Después de publicar que en menos de un año acabaría siendo el dueño absoluto del poder pasó ese año convocando a la prensa internacional para profetizar sucesos que ocurrían uno detrás de otro. Un accidente en una carrera de coches, el incendio del parlamento… Cada una de las cosas que decía que pasaría, pasaba. Eso es lo que dicen las líneas del libro, las entrelíneas apuntan a que más que adivinar lo que iba a pasar, anunciaba lo que sabía que pasaría. Todo un ejemplo de cómo crear un halo de credibilidad e incluso de providencia. Hanussen con sus «predicciones» convirtió la improbable subida del poder de Hitler en inevitable. Convirtió en parte del destino lo que a la razón le parecía todo un «desatino».
Cómo historiadora/publicista me pareció que usar a Hanussen para llegar al poder fue lo más brillante que había hecho Hitler. Dicen que «querer es poder» pero estoy convencida de que «creer es poder» y Hitler trabajó las creencias del pueblo alemán de forma brillante y eso es lo que le llevó al poder. No hay héroe sin villano y Hitler convenció a los alemanes de que creyeran que los culpables de su situación actual eran los judíos. Funcionó.
Siempre se dice que la historia se repite, pero yo pensaba que vivimos en una sociedad muy diferente a cualquiera anterior que ha cambiado más en los últimos 20 años que en los últimos 200. Pensaba que el acceso a la información que nos permite internet dificultaba la «deformación» de la realidad y que la manipulación de las creencias a ese nivel no tendría cabida casi 100 años después del ascenso de Hitler… Pero esta mañana en lugar de un artículo me ha llegado un audio de Wassap EN CASTELLANO en el que contaban la carta astral de la república catalana. Una voz muy agradable afirmaba que la república catalana «ha nacido» bajo un signo astrológico que augura su éxito. Y pedía paciencia y firmeza. Pero, sobre todo, construía identidad. Dota a la república catalana de un sentido de providencia cuando el único sentido que tiene es provinciano.
Miguel Brieva afirma que las masas son como los medicamentos, para que funcionen sólo hay que hacer una cosa: agitarlas antes de usarlas. Y creo que eso es lo que están haciendo. Lo que durante años he leído en libros de texto o en novelas de historia lo leo ahora en mi muro de Facebook donde amigos míos que conozco, que considero inteligentes son capaces de afirmar que prefieren una Cataluña independiente incluso de Europa que una Cataluña integrada en España. Afirman que hasta es mejor no formar parte de la Unión Europea porque así tendrán «menos parásitos a los que alimentar». A mi esta esquizofrenia me preocupa. ¿En qué clase de sociedad nos hemos convertido que somos capaces de pasar horas buscando el mejor precio de un vuelo para irnos de vacaciones, leer todas las críticas de los hoteles antes de reservarlos y no le dedicamos ni medio minuto a cuestionarnos si lo que nos dicen es cierto? ¿Por qué somos más críticos comprando que votando?
He vivido muchos años en Cataluña y cada vez que me hablaban del reparto injusto de los impuestos: el famoso Espanya ens roba yo les hablaba de Henry Ford y les decía que Ford pagaba más a sus empleados para que pudiesen comprarle un coche. No hablo de solidaridad, hablo de inversión, el resto de España es el mercado natural de Cataluña y cuanto más rico sea ese mercado más productos podrán comprar en Cataluña. ¿Tras la independencia el mercado natural de Cataluña seguiría siendo España? ¿De verdad es mejor independizarse y pagar aranceles?
Mucha gente dice que no va a pasar nada, que no me preocupe. Pero cada vez que lo escucho me vuelvo a acordar del Mentalista de Hitler en cuyas páginas retrata a unos judíos confiados en la imposibilidad del ascenso del Hitler al poder y en que les hiciera algo a ellos, al fin y al cabo muchas de las industrias alemanas les pertenecían. Y también me acuerdo de Lluís Bassat publicista, judío y catalán que siempre dice que los judíos pesimistas de la época de entre guerras fueron los judíos vivos. Y sí, me preocupo.
Hay una charla TED de Chimamanda Adichie que ilustra magníficamente esta situación que estamos viviendo que se titula El peligro de la historia única. Adichie es nigeriana y cuenta cómo de pequeña le gustaba mucho leer y escribir. La mayoría de libros a su alcance eran extranjeros lo que se tradujo en que sus propios libros estuvieran protagonizados por blancos de ojos azules iguales a los personajes que leía, pero totalmente diferentes a los que veía. Lo cuenta como muestra de lo influenciables que somos por las historias que nos cuentan. Lo curioso es que fue a estudiar a EEUU y una de las cosas que más les sorprendió fue la historia que se contaba en «EEUU» sobre África. Para ellos África era un país subdesarrollado donde prácticamente sólo cazaban elefantes e iban en taparrabos, por eso su compañera se sorprendió mucho cuando al preguntarle que cuál era su cantante favorito le contestó que Mariah Carey. La historia única crea estereotipos y el problema con los estereotipos no es que sean falsos sino que son incompletos. La consecuencia de la historia única es que enfatiza nuestras diferencias en vez de nuestras similitudes. ¿Que están contando a Cataluña de España? ¿Y a España de Cataluña?
Pues eso, que Independencia sí, pero de pensamiento.
Un hogar no es la casa es quién abre la puerta… Barcelona ha sido mi hogar durante mucho tiempo, pero a día de hoy me cuesta reconocer a quien abre la puerta. O la cierra.
Siempre me siento orgullosa cuando leo alguno de tus escritos y este no es diferente a los demás. Creo que describes de forma muy cercana a la realidad lo que pensamos muchos y no sabemos cómo expresar y coincido totalmente contigo en la importancia que tiene poseer un sentido crítico sobre las cosas, creo que sin él estamos destinados a una peligrosa manipulación. Siento profunda admiración por la mujer que eres y soy muy feliz de tenerte como amiga. Espero que recuerdes que mi hogar siempre será el tuyo y que la puerta de mi hogar siempre está abierta para ti.
Jo, gracias. Muchas ganas de verte y ver a tus peques que hace ya demasiado de la última vez. ¡Abrazo gigante! 🙂