Creatividad y Conducta

Soy una firme defensora de que la creatividad sirve para lo que queramos usarla. Y que los únicos límites de la imaginación, son imaginarios. Así que entre los muchos campos en los que se puede usar la creatividad hoy quiero hablar de la conducta. Es decir, de la influencia que podemos ejercer en el comportamiento de los demás.
Tal y como dice uno de los fundadores de la Neuroingeniería del Comportamiento Humano, Omar Fuentes en su libro Lenguaje y Mente. Volumen 1 «Siempre que te comunicas lingüísticamente con otro ser humano, lo estás influyendo –más tarde o más temprano, en mayor o menor medida- y es conveniente ser consciente de ello». Vamos, que influir a los demás es inevitable, pero influirlos de forma creativa es una opción.
Veamos varios ejemplos de esta opción:
Creatividad aplicada al fomento de la amabilidad:
Todo el mundo habla de la expresión «está sacado de contexto» …Y si nos dedicásemos a «meter las cosas en contexto y además sacar una sonrisa?
Creatividad aplicada a la convivencia
Numerosas disciplinas diferentes que estudian el comportamiento humano coinciden en que el ser humano se mueve motivado por el deseo de obtener placer y el de evitar el dolor. Lo que viene siendo el mítico palo o zanahoria… Cuando tienes un negocio no puedes recurrir al «palo» y  «multar» a tus clientes cuando su comportamiento no es el que más te gustaría, sin embargo lo que sí puedes hacer es «cocinar sabrosas zanahorias» para influir en su comportamiento. Esto es precisamente lo que hizo el restaurante Eva restaurant al premiar con un 5% de descuentos a todas aquellas personas que decidan dejar el móvil en el ropero y sentarse a la mesa sin él.


Creatividad aplicada al fomento de hábitos saludables

A quién le apetece subir las escaleras del metro? probablemente a casi nadie… sin embargo ¿A quién le gustaría rememorar la mítica escena del piano de la peli Big?  Eso es lo que debieron de pensar los creativos de la mítica campaña de “The Fun Theory” para Volkswagen que básicamente trata de cómo la diversión y la creatividad pueden incitarnos a cambiar nuestros comportamientos 





Creatividad aplicada a fomentar la prudencia al volante

 Las cosas no son como son, sino como se perciben. Y si poner un cartel diciendo que una curva es peligrosa y aún así la gente no baja la velocidad de su coche, ¿Por qué no cambiar la percepción de los conductores? Eso precisamente es lo que pensaron algunos estados de EEUU que para que los conductores condujesen  más despacio pintaron las lineas discontinuas con una separación entre ellas menor para potenciar la sensación de velocidad y que así los conductores dejasen de darle al acelerador… Brillante.

Creatividad aplicada para fomentar la limpieza
Este post estaría incompleto sin el mítico el caso de los urinarios del aeropuerto holandés de Schiphol, que tenía unos costes de limpieza muy altos debido a la poca puntería de los usuarios, lo que provocaba continuas quejas por su lamentable estado. Así que para acabar con este problema, durante unos días tuvieron a gente observando la conducta de los usuarios y descubrieron que si había una colilla o algún otro objeto en el interior del urinario, la gente “apuntaba” hacia ellos y se reducía el desvío. Sorprendidos por el resultado, decidieron hacer una prueba y provocar deliberadamente este comportamiento  dibujando una mosca en el interior del urinario. ¿El resultado? Con este pequeño cambio consiguieron que la gente apuntara mucho mejor ensuciando un 80% menos consiguiendo reducir de forma significativa los gastos en limpieza. 


Lo dicho, que influenciar en el comportamiento es inevitable, pero hacerlo de forma creativa es opcional. Y bueno.

Y lo bueno, si creativo, dos veces bueno. 

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