Uno de los libros que más me ha impresionado de todos los que he leído hasta ahora ha sido El Príncipe de Maquiavelo. Y lo hizo porque lo leí en una versión en la que aparecen los comentarios que anotó Napoleón cuando lo leyó. Me impresionó porque Napoleón no leyó el libro. ¡Dialogó con él! Casi 300 años después de su publicación, el 18 de junio de 1815, tras la derrota de Waterloo, en la carroza usada por Napoleón Bonaparte, se halló un manuscrito en francés del Príncipe de Maquiavelo repleto de anotaciones. Gracias a ellas se sabe que su lectura le acompañó desde su etapa de cónsul hasta la derrota de Waterloo: es decir, desde que empieza a adquirir poder hasta que lo pierde por completo. El Príncipe probablemente haya sido el libro que más inspiró a Bonaparte durante las etapas más importantes de su vida. Y si le inspiró tanto fue precisamente porque gracias a él abrió una especie de conversación entre él mismo y Maquiavelo, separada en el tiempo (y muchísimas veces en las opiniones) pero unida en la intención. Los pensamientos escritos por uno servían como punto de referencia para crear las propias reflexiones del otro. Y es que la mayoría de las ideas y de los pensamientos de los que nos sentimos más orgullosos han surgido en mitad de una conversación… Así que te invito a dialogar con este libro, a darme la razón o quitármela cuando gustes, a añadir tus anécdotas, tus reflexiones, tus opiniones… Este libro ha nacido con la intención de inspirar y no hay mejor forma para ello que en lugar de invitar a su lectura invitar a su diálogo.
¿Decías?
Así empieza el libro Inspiritismo y este blog que puede convertir ese diálogo literario en, como mínimo, virtual.
¿Decías?