¿Y tú, estás haciendo el Koi?

 
Estoy convencida de que al diccionario español le faltan palabras…  Propongo una nueva expresión para describir un comportamiento cada vez más extendido: hacer el koi.
 
Curiosamente en el idioma español usamos muy a menudo el nombre de animales para insultarnos. Hay miles de ejemplos: decimos que alguien es un burro cuando lo consideramos poco dotado intelectualmente, que es un perro cuando es un vago, o una perra, cuando una mujer tiene un comportamiento mezquino o es “cariñosa de más” con varios varones… Cuando alguien está haciendo una guarrada, le pedimos que deje de comportarse como un cerdo, pero si lo que hace es una locura, le sugerimos que deje de hacer el cabra… Pues a este tipo de insultos deberíamos añadir uno más que tendríamos que usar cuando nuestro comportamiento es conformista, cobarde y limitado. Para señalar este tipo de conducta en alguien y pedirle que acabe con ella podríamos usar la expresión de “deja de hacer el koi” o “no seas koi”…
El Koi es un tipo de carpa muy común en Japón que suele llenar los brazos tatuados y las peceras de los estanques de los parques japoneses con sus vistosos colores… Los hay de muchos tamaños… y lo que tienen de especial  es que su tamaño -que puede variar de pocos centímetros a más de un metro- no depende de la alimentación o de “la raza” de la carpa, depende del tamaño del estanque. Si pones carpas Koi en un acuario o en un estanque pequeño serán pequeñas, si las pones en una pecera o en un estanque más grande, serán más grandes, crecerán más. Las carpas autolimitan su crecimiento según el lugar donde estén, y nosotros también nos autolimitados demasiadas veces, ya que no crecemos basándonos en nuestro potencial, sino en las circunstancias que nos rodean que, pocas veces, nos atrevemos a cambiar.
 
Nuestra pecera es la realidad que nos rodea, cómo interpretamos esa realidad y todo aquello que entra dentro de nuestra “normalidad”, por lo que para poder deslizarnos con tranquilidad por esa pecera lo que hacemos es volvernos un pelín más pequeños que esa “normalidad” y lo que pasa es que nos volvemos un poco “sub-normales”
 
Y es que a veces nuestro mayor lastre, lo que más nos impide avanzar tanto personal como profesionalmente (pasar de la pecera al estanque) es la expectativa ilusoria de mantener el control. Perder el control nos asusta porque no somos conscientes de que sólo controlamos lo que conocemos porque apoyamos nuestra seguridad en las circunstancias, en el entorno, no en nosotros mismos, en nuestras capacidades.
 
Dejar de pensar que la seguridad depende de las circunstancias y darnos cuenta de que de lo único de lo que depende es de nuestra forma de pensar es dejar de hacer el Koi.. 

 
¿Y tú, estás haciendo el koi?
 
Este es un extracto del libro Inspiritismo que está lleno de actitues temendamente inspiradoras para que cada vez hagamos un poquito menos el koi, y un poquito más grande nuestra pecera hasta que, finalmente, demos el salto al estanque. Si te gusta lo que has leído y quieres leer más puedes comprar también el libro aquí

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