El sexo de los marcianos



El otro día pedí a un estudiante de ingeniería que dibujase un marciano y me preguntó ¿Macho o hembra? Pensé que era una broma, pero tras fijarme en su expresión pude darme cuenta de que, o se había equivocado de profesión y tenía un talento natural para las artes escénicas, o de verdad necesitaba esa información para poder dibujar a ese marciano.


Me hizo gracia que me hiciera una pregunta tan concreta de una petición tan abstracta. Me hizo gracia y me dio que pensar en los millones de cosas que creemos fundamentales para hacer ciertas cosas como cambiar de trabajo, montar una empresa, tener pareja, dejar una pareja, tener un hijo, cambiar de casa, etc, etc, etc… Muchas veces creemos que nos faltan cosas que damos por hecho  que son importantes para llevar a cabo lo que tenemos en mente, pero ¿son necesarias?.


¿De verdad necesitas perder cinco Kilos para tirarle los trastos a ese chico que te gusta? ¿O necesitas ser prácticamente bilingüe para que te promocionen? O tener un plan de negocios a 20 años para decidirte a emprender?En español hay una expresión para definir a esas discusiones que no te llevan a ninguna parte que es hablar sobre el sexo de los ángeles. Pues creo que podríamos añadir otra otra más para alertar de esa necesidad de información innecesaria que nos frena a la hora de actuar que sería algo así como saber el sexo de los marcianos.

¿Vas a dejar muchos marcianos sin dibujar por no saber su sexo?

¿Lees o dialogas?


Uno de los libros que más me ha impresionado de todos los que he leído hasta ahora ha sido El Príncipe de Maquiavelo. Y lo hizo porque lo leí en una versión en la que aparecen los comentarios que anotó Napoleón cuando lo leyó. Me impresionó porque Napoleón no leyó el libro. ¡Dialogó con él! Casi 300 años después de su publicación, el 18 de junio de 1815, tras la derrota de Waterloo,  en la carroza usada por Napoleón Bonaparte, se halló un manuscrito en francés del Príncipe de Maquiavelo repleto de anotaciones. Gracias a ellas se sabe que su lectura le acompañó desde su etapa de cónsul hasta la derrota de Waterloo: es decir, desde que empieza a adquirir poder hasta que lo pierde por completo. El Príncipe probablemente haya sido el libro que más inspiró a Bonaparte durante las etapas más importantes de su vida. Y si le inspiró tanto fue precisamente porque gracias a él abrió una especie de conversación entre él mismo y Maquiavelo, separada en el tiempo (y muchísimas veces en las opiniones) pero unida en la intención. Los pensamientos escritos por uno servían como punto de referencia para crear las propias reflexiones del otro. Y es que la mayoría de las ideas y de los pensamientos de los que nos sentimos más orgullosos han surgido en mitad de una conversación… Así que te invito a dialogar con este libro, a darme la razón o quitármela cuando gustes, a añadir tus anécdotas, tus reflexiones, tus opiniones… Este libro ha nacido con la intención de inspirar y no hay mejor forma para ello que en lugar de invitar a su lectura invitar a su diálogo.

¿Decías?

Así empieza el libro Inspiritismo y este blog que puede convertir ese diálogo literario en, como mínimo, virtual.
¿Decías?