Si los españoles fuésemos ingredientes y España un plato de cocina, probablemente no sabría nada bien. Dicen que el secreto del sabor es la armonía, saber equilibrar… y parece evidente que en España sobran «villanos» y faltan «héroes»… pero haberlos hay los, y Falsarius chef, el cocinero bloguero democratizador de la cocina creativa más famoso de internet, se cuenta entre ellos, de hecho cumple una a una todas las características que tienen los súper-héroes más conocidos:
-Alter Ego:
Sabemos que Superman en sus ratos libres era el periodista Clark kent, sabemos que Spiderman era Peter Parker, no sabemos cuál es el álter ego de Falsarius pero sabemos que Falsarius no es un nombre que unos padres elijan para un hijo… Quizás como la mayoría de los súper héroes Falsarius se ha creado una identidad para pasar desapercibido por miedo a las posibles represalias de los cocineros «de postín» que nos han hecho creer que para comer bien hay que ir a los restaurantes.
-Uniforme:
Reconocer a un súper héroe es fácil. De hecho si le dices a un niño que te dibuje a uno, en su dibujo no puede faltar malla, capa, antifaz y calzoncillos por fuera. De Falsarius sabemos que ha cambiado antifaz y capa por naríz postiza, gafas y gorro que ocultan su verdadera identidad y al mismo tiempo le hacen fácilmente reconocible a sus adeptos.
-Misión:
Como buen súper-héroe a Falsarius no la faltan archienemigos. Falsarius lucha contra el concepto de que cocinar rico es difícil y aburrido. De hecho su especialidad es conseguir que los platos parezcan muy elaborados cuando en realidad no lo son. Y por tener tiene hasta una PROCELOSA DECLARACIÓN DE INTENCIONES:
Para comer bien no hace falta mucho tiempo, ni productos caros, ni saber cocinar. Ni siquiera nitrógeno líquido, aunque pueda parecer mentira. Y no sólo se puede comer bien sino que, además, se puede quedar como un príncipe ante las visitas, recurriendo a algo tan sencillo como la impostura. Engañar, eso es lo que aquí pretendemos. Engañar a la vista, al olfato, al gusto y hasta al bolsillo. Pura farsa, aunque esta vez por la noble causa de la gastronomía y el cuidado de nuestro ego
-Armas:
No tiene sentido arácnido, pero tiene sentido común y se ha dado cuenta de que la cocina de mercado debe dar paso a la cocina de supermercado: ya no tenemos el mismo tiempo que antes para cocinar ni cocinamos para tantos (detallazo que muchas de las recetas de Falsarius chef ponga ingredientes para un sólo comensal). Además de su inusual sentido común cuenta con un extraordinario sentido del humor y bautiza a sus creaciones con genialidades como:
Huevos a la Urdangarín en el que no faltan huevos, por su puesto, ni sobrasada mallorquina,
Lasaña de langosta fantasma que recibe este nombre ya que su ingrediente estrella es una lata de crema de langosta Campbell’s que asegura llevar entre sus ingrediente un 4% de extracto de langosta.
Berberechos Sarkozy de los que puedo dar fe de que resultan tan fáciles de hacer como deliciosos. Mucho.
Falsarius se ha ganado un puesto de honor en mi lista de personas inspiradoras para recibir el libro por haber sabido encontrar un hueco en el mercado (aunque en su caso más bien sería en el «supermercado). Ha hecho para sí mismo lo que la mayoría de multinacionales hacen para sus marcas, con la diferencia de que Falsarius lo ha hecho a golpe de ingenio y la mayoría de marcas «a golpe de Euros» (agencias de publicidad mediante). Primero, ha sabido identificar un nicho de mercado: gente que le gusta comer bien pero que no tienen mucho tiempo para cocinar. Segundo, ha sabido darles un producto: una forma diferente de cocinar. Y como postre se ha creado un personaje que conceptualmente encaja genial: un cocinero disfrazado de incógnito para evitar posibles represalias de otros cocineros que no quieren que divulguen sus secretos lo hace aún más visible. Y encaja tan bien porque no sólo su atuendo es divertido: sus recetas, cómo las bautiza, y cómo las presenta, también lo son.
La actitud de Falsarius no enseña que aunque la realidad que vivimos es muy cruda, está en nosotros el atrevernos a cocinarla para que sea más dulce o más salada. Ya se sabe, cuestión de gustos.
Eres infinitamente amable y generosa. Mola. Un cariñoso saludo. Falsarius