Inspiradores por el Mundo: Omar Fuentes Y Gabriel Guerrero o el poder del pensamiento crítico.

Una vez escuché a alguien decir que un profesor enseña lo que sabe y un maestro lo que es, así que hoy voy a hablar de dos maestros. Son como Batman y Robin, como Sherlock y su querido Watson (cuyos papeles intercambian a cada rato), son dos personas que juntas parecen más de dos, son Omar Fuentes y Gabriel Guerrero.
Ya he dicho muchas veces que soy una «Yonqui de la formación», que me encanta aprender cosas… Pero por mucho que me encante cada vez la oferta de formación es más amplia y elegir una buena se ha convertido en algo muy parecido a elegir un buen restaurante: sólo hay una clave para acertar, tener claro los criterios. Por ejemplo, para elegir el restaurante te puedes fijar en si el cocinero es conocido a no, en la relación calidad precio, en la ubicación del mismo, en si tiene garaje, estrellas Michelin, etc… Depende de lo que busques un restaurante será mejor que otro, sin duda.
Pues yo de una formación busco maestros no profesores, personas que enseñan algo más que contenidos, que sean coherentes con lo que enseñan y que lo que aprenda tenga un uso práctico. También he reconocer que soy una obsesionada del lenguaje, así que cuando escuché el título de la formación que impartían Omar y Gabo no me pude resistir: «Preparación Verbal». ¿Quién podría? Y cuando empecé a investigar un poco de ellos en internet, mucho menos. Al hacerlo descubrí que son los fundadores de una disciplina llamada Neuro-ingeniería del Comportamiento Humano (NICH) que estudia la relación que hay entre nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar, es decir, el por qué de nuestra forma de comportarnos.Me flipa la NICH porque predica con lo que es: la Nich nace de aplicar el pensamiento crítico a la mayoría de disciplinas que estudian el comportamiento humano (entre ellas la PNL (programación neurolingüística)) y una de las primeras cosas que enseña es a pensar de forma crítica, a cuestionar cada una de las cosas que dicen y que dices. Sí has leído bien, lo primero que enseñan es a cuestionar los contenidos, no a aprenderlos de memoria como en la mayoría de disciplinas.

Por ejemplo la PNL defiende que las palabras que usamos en nuestra forma de pensar tienen un impacto literal en nuestro pensamiento. Por eso en muchas formaciones de PNL se habla de la importancia de elegir bien las palabras y una de las palabras que menos aconsejan usar es la palabra «NO». Este consejo lo suelen acompañar con un ejemplo. El más típico es pedir a la gente que NO piense en un elefante azul. E irremediablemente todo el mundo acaba pensando en un elefante azul. A continuación se suele decir que el cerebro NO procesa la palabra «No» y que por eso es mucho mejor comunicarnos con frases que no la contengan y que sin embargo signifiquen lo mismo. Por ejemplo cambiar un «no llegues tarde» por un «vuelve pronto». La NICH No está de acuerdo con esta premisa, de hecho les parece muy divertida la propia incoherencia de la premisa «el cerebro NO procesa la palabra «NO»». ¿y justo como no la procesa tienes que utilizarla para decir que no la procesa? ¿?¿?

A diferencia de la PNL que habla del impacto literal que las palabras tienen en el cerebro, la NICH estudia la importancia de la interacción entre las palabras, la palabra «no» por sí sola no tiene sentido, sin embargo tiene muchísimo sentido relacionado con el resto de palabras de una frase, sino todos habríamos muerto atropellados al no hacer caso a nuestros padres cuando nos pedían que no cruzásemos la calle con el semáforo en rojo, no?. Y es que las palabras que usamos para comunicarnos importan. Mucho. Pero la forma en las que las combinamos, también. Me explico:  a pesar de que la frase “la paella estaba deliciosa, pero seguro que engorda” y la frase “seguro que engorda, pero la paella estaba deliciosa” comparten exactamente las mismas palabras ambas producen, sin embargo, impactos muy distintos. La NICH no sólo nos invita a elegir con cuidado las palabras que usamos sino también el modo en que las combinamos: su estructura.

La NICH es una disciplina interesantísima e invito desde aquí a la gente a que se anime a conocerla… Pero si Omar y Gabo aparecen en mi lista de Navidad por supuesto que también es por haber fundado esta nueva disciplina, pero sobre todo, por la actitud que les llevó a fundarla. La actitud que en el libro protagoniza el protagonista del Corto Maltés que cuando cuando de pequeño su madre gitana le lee la mano y ve que no tiene línea de la fortuna decide coger una navaja y trazársela él mismo. Omar y Gabo fueron capaces de cuestionar lo que era aceptado por todo el mundo y justo por eso fueron capaces de mejorar un conocimiento. Desde pequeños nos dicen que criticar es malo, sin embargo el pensamiento crítico es el primer paso para mejorar las cosas. Si todos pensásemos un poco como ellos el telediario hablaría de otras cosas.

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